Los orígenes del poder de los militares en Argelia

El papel preponderante de los militares en Argelia recién se impuso tras los largos enfrentamientos que sucedieron al desencadenamiento de la guerra de liberación en 1954. Y luego de la marginación de los políticos, que habían ejercido una influencia mayor al comienzo de la insurrección.

Oujda (Marruecos), 23 de marzo de 1962. — Los líderes del FLN Mohamed Boudiaf (2º l., detrás del soldado en atención), Rabah Bitat (3º l.), Ahmed Ben Bella (4º l.) y Houari Boumediene (6º l., 1º rango, bigote) participan en un desfile de unidades del NLA) y se reúnen frente a la bandera de la wilaya 5.
AFP

En todas las manifestaciones semanales que marcaron el compás de la vida política de Argelia durante un año entero hasta su interrupción debido a la epidemia de coronavirus, entre las enormes multitudes que desfilaron por las calles dominaba un tema: los militares tomaron el poder por la fuerza en el verano de 1962, y desde entonces lo conservan. La segunda parte de esa tesis está bien fundada, pero la primera, no. De hecho, en agosto de 1957, en El Cairo, el Consejo Nacional de la Revolución Argelina (CNRA) les confió el poder a tres jefes de wilayas, relegando a militantes, políticos e intelectuales a roles secundarios. ¿Cómo se llegó a ese punto un año después del congreso de Soummam (agosto de 1956), que había sido escenario del triunfo de una impetuosa postura civil?

Ausencia de jerarquía

Los nueve “jefes históricos” que lanzaron la insurrección el 1º de noviembre de 1954 no crearon una dirección central que supervisara las cinco zonas (Orania, Algérois, Cabilia, Constantina y Aurés) y sus jefes. Cada uno de ellos dirigía su zona, y se daba por descontado que los nueve se reunirían de nuevo en enero de 1955 para analizar la situación. La ausencia de jerarquía, de un centro que se impusiera sobre las partes, se explica sin duda por la relativa desconfianza que reinaba entre ellos. Dos de ellos (Krim Belkacem en Gran Cabilia y Mustapha Ben Boulaid en Aurés) controlaban su zona de manera casi familiar, pero los tres de las zonas restantes fueron nombrados a las apuradas y necesitaban tiempo para instalarse.

Tres meses más tarde, la reunión no se celebró, y se generó un vació que Krim Belkacem llenó en la primavera boreal de 1955 contratando a Abane Ramdane1, uno de los responsables del Movimiento por el Triunfo de las Libertades Democráticas (MTLD) de Messali Hadj y exmiembro de la Organización Especial (OS), su brazo armado. Abane fue designado al mando de la capital, que se convirtió en la Zona Autónoma de Argel (ZAA). Rabah Bitat, jefe de la zona 4, de la que se recortó la ZAA, no tenía ni la envergadura política ni las fuerzas para imponerse en Argel. Traicionado, Bitat cayó en marzo de 1955 en manos de la policía francesa.

En paralelo, también existía una delegación exterior situada en El Cairo con Ahmed Ben Bella, Hocine Ait Ahmed y Mohamed Khider, encargada de las relaciones con la nueva república de Egipto, que proveía armas, propaganda –a través de la emisora de radio La voz de los árabes– y dinero. Al oeste, Mohamed Boudiaf estaba a cargo del Marruecos español, la única zona donde los guerrilleros estaban protegidos del ejército francés, y podían entrenarse y construir una base de retaguardia. Antes de caer enfermo y quedar incapacitado durante largos meses, Boudiaf también hizo de intermediario con Madrid y los servicios especiales españoles, que por su hostilidad con París ayudaban al FLN.

Abane negoció con las fuerzas políticas nacionales: moderados de la Unión Democrática del Manifiesto Argelino (UDMA) de Ferhat Abbas, ulemas y comunistas, para que abandonaran sus organizaciones respectivas y se unieran al Frente. Les gustara o no, todos aceptaron hacerlo entre el otoño de 1955 y la primavera de 1956. Fortalecido con esos triunfos políticos, Abane organizó el Congreso de Soummam con el apoyo de dos jefes de wilayas2, Krim Belkacem (zona 3) y Larbi Ben Mhidi (zona 5). La zona 4, que en efecto deriva de la zona 3, siguió la corriente. Tres de las cinco wilayas apoyaron a la nueva organización.

Victoria provisoria de los políticos

La wilaya 2 fue más circunspecta, debido a desacuerdos con el Estado Mayor de Argel por el ataque del 20 de agosto de 1955, durante el cual el jefe de la wilaya, Zighoud Youcef, movilizó junto con los guerrilleros a la población que se había sublevado. Una centena de europeos fueron masacrados, y la fuerte represión que le sucedió causó miles de víctimas. La wilaya 1, sumida en disensiones y enfrentamientos internos, estuvo ausente.

Sin habérselo propuesto de manera expresa, Abane y su grupo se volvieron en efecto la dirección central. Argel hablaba en nombre de Argelia, y lejos quedaba su área de competencia inicial, la ZAA. El ejecutivo nacional y central estaba compuesto por tres “políticos”: Ramdane Abane, Benyoucef Ben Khedda y Saad Dalhab, y dos jefes guerrilleros: Larbi Ben Mhidi y Krim Belkacem. Ahmed Ben Bella se opuso inmediatamente a las decisiones del Congreso de Soummam y cuestionó la composición del CNRA creado por el congreso. Los “partidarios” –los responsables políticos que Abane había logrado adherir a la causa del FLN– eran muy numerosos. Desde El Cairo, el CNRA complotó en Túnez por medio de militantes interpuestos para aislar de su retaguardia a Abane y sus allegados, y se apoyó en los servicios militares de El Cairo, recelosos de “los cabilios”, a quienes denunciaban y consideraban como árabes malos.

En términos más profundos, los guerrilleros se inquietaban por su futuro. En Marruecos y en Túnez, sus camaradas magrebíes habían sido engañados por los “políticos” que, luego de haberlos lanzado en la contienda, les agradecieron en la independencia –en marzo 1956– designándolos, en el mejor de los casos, en puestos subalternos de carteros o guardiacárceles, cuando no fueron reprimidos con colaboración de las tropas coloniales. Los guerrilleros querían acceder al poder y asegurarse que su sufrimiento no fuera retribuido con un plato de lentejas.

Un mes más tarde, en octubre, Ben Bella y la delegación exterior fueron detenidos en el primer desvío de un avión de la historia efectuado por las autoridades militares francesas. Pero entre el otoño de 1956 y la primavera de 1957, la relación de fuerzas pasó a ser desfavorable para Abane. La represión se acentuó en Argel, presa de un terrorismo asesino contra los europeos. Los paracaidistas franceses que habían regresado de la expedición de Suez tomaron la ciudad, y en enero de 1957 reprimieron brutalmente la semana de huelga nacional del FLN destinada a demostrarles al mundo y a la Asamblea General de las Naciones Unidas que sesionaba en Nueva York que el pueblo argelino apoyaba a la organización. Eclipsado por la vivacidad y la cultura política de Abane, Krim ya no ocultaba sus interrogantes. En particular, no admitía las críticas de Abane contra las masacres efectuadas en el valle del Soummam por uno de los tenientes de Krim, el terrible Amirouche Aït Hamouda (comúnmente llamado “Coronel Amirouche”). Esas masacres eran consideradas inoportunas en plena fase de movilización de la opinión internacional sobre los atropellos de los franceses en Argelia. A fines de febrero de 1957, los cinco miembros del Comité de Coordinación y de Ejecución (CCE) tomaron la decisión de dejar Argel y se dieron cita en la ciudad de Túnez, renunciando así a uno de los dos grandes principios acordados en el Congreso de Soummam, a saber “la primacía del interior sobre el exterior”, que sacralizaba a los guerrilleros en detrimento de los responsables instalados en el exterior. Pero se daba por sobrentendido que ese exilio sería provisorio y solo duraría el tiempo necesario para hacer una limpieza entre los restos dispersos de la delegación exterior.

Luchas de influencia

Se formaron dos grupos. Abane y Ben Mhidi (detenido por los paracaidistas la víspera de su partida y luego ejecutado) pasarían por el oeste; Krim, Ben Mhidi y Dalhab, por el este. Al pasar por la wilaya 2, Krim contactó a Lakhdar Ben Tobbal, su nuevo jefe desde el 24 de septiembre de 1956, tras la muerte de Zighoud Youcef, y lo convenció de ir con él a la ciudad de Túnez. Luego de cuatro meses de viaje, finalmente llegaron a Túnez a comienzos de junio de 1957. Abane conservó un recuerdo ingrato de su cruce de la wilaya 5, que para su gusto era demasiado militar y no muy política. Allí no estaban verdaderamente en guerra, y los responsables, entre ellos Houari Boumediene, eran ascendidos a dedo. Ya no había militantes, sino subordinados que obedecían órdenes y eran encarcelados ante la más mínima falta.

Ese mismo mes se celebró en Guenzet, cerca de la capital tunecina, la reunión preparatoria del CNRA convocada para agosto en El Cairo. En ella Abane criticó vivamente a la wilaya 5, a la que calificó de “feudal”, y se enemistó con su nuevo jefe, Abdelhamid Boussouf. La víspera de su partida, el CCE y el CNRA se reorganizaron: el ejecutivo pasó de cinco a doce miembros, Abane y Krim fueron los únicos que conservaron su puesto, y solo quedaron tres políticos ante nueve jefes guerrilleros. En el CNRA, cuyo número pasó de 17 a 22, los coroneles ganaron peso y desde entonces se volvieron mayoritarios. Así que la relación de fuerzas se invirtió. El poder quedó en manos del trío Krim Belkacem (fuerzas armadas), Abdelhafid Boussouf (comunicaciones e inteligencia) y Lakhdar Ben Tobbal (control de las emigraciones). Abane fue marginado y quedó como responsable del Moudjahid, el nuevo semanario del Frente. Sin embargo, no dejó de expresar su opinión y de criticar al trío que lo excluyó y sus orientaciones. Eso era insoportable para el trío, que logró hacerlo ir a Marruecos, donde fue asesinado a fines de diciembre de 1957.

Durante dos años, el grupo de los 3 B fue el polo dirigente de la Revolución Argelina. La transformación a fines de 1958 del CCE en Gobierno provisional de la República Argelina (GPRA) no aportó ningún cambio, ya que el poder permaneció del lado de las armas, y el trío conservó los puestos de peso. Controlaba a los ministros, que con frecuencia eran servidores, pero pronto resultó impotente ante los desafíos que se acumulaban: el levantamiento de represas de electricidad en las fronteras este y oeste del país, que aislaban a los combatientes; la llegada al poder de Charles de Gaulle, que buscó debilitar al FLN suscitando una corriente moderada en torno a la Argelia “argelina”; el descontento de las wilayas ante la dificultad de proveerse de armas; el aumento de la potencia de la contrainsurrección, y la multiplicación de las rebeliones locales.

Aumento de la potencia de los coroneles

Krim pagó por los fracasos militares de la Revolución, y los tres “B” fueron obligados a aceptar la realización de una interminable conferencia “de los diez coroneles” (cinco jefes de wilayas, dos jefes de Estado Mayor, más el trío) que duró de agosto a diciembre de 1959, oficialmente para preparar la próxima sesión del CNRA. La insolencia llegó al máximo cuando uno de los “diez” impugnó incluso la presencia de los tres “B” porque… ¡no estaban al mando de las wilayas!

En enero de 1960, Krim pasó a las relaciones exteriores. Su ministerio de las fuerzas armadas desapareció en beneficio de una nueva institución, el Estado Mayor General (EMG), que fue confiado a un nuevo caudillo, Houari Boumediene, que había sucedido a Boussouf a la cabeza de la wilaya 5. Ben Tobbal y Boussouf, originarios la pequeña ciudad de Mila, en la región de Constantina, deseaban ansiosamente alejar a Krim del ejército por temor a que lo utilizara para tomar el poder.

El CNRA, nombrado por los diez coroneles, fue renovado y desde entonces solo un tercio de su composición eran “políticos”. El EMG tenía plenos poderes militares; el Comité Interministerial de Guerra (CIG), donde se encontraban los tres “B” que teóricamente lo supervisaban, estaba dividido y demasiado lejos del terreno y de las tropas. Su influencia se difuminó, mientras que la del EMG aumentó y sacó provecho de sus prerrogativas:

El Estado Mayor tenía el alto mando sobre el Ejército de Liberación Nacional (ALN) y la responsabilidad de la conducta y de la coordinación de las operaciones militares a escala nacional. Tenía la responsabilidad de abastecer el interior con material de guerra, dinero y dirigentes. En todas las cuestiones militares, tenía bajo su autoridad a los jefes de las wilayas y los comandos de fronteras. Era responsable de la instrucción militar de los dirigentes y de los campos de descanso. Nombraba por sugerencia los consejos de wilayas, los oficiales subalternos hasta el grado capitán incluido. Tenía la responsabilidad de la policía militar en las zonas que serían determinadas posteriormente con el acuerdo del Comité Interministerial de Guerra.

Disponía de un servicio de salud militar que ejercía su actividad en zonas determinadas. Debía suministrar regularmente informes al Comité Interministerial de Guerra3.

El peso del EMG se hizo sentir cada vez más con el aumento de la potencia del Ejército de Fronteras estacionado en Túnez y en Marruecos que, en marzo de 1962, fecha de la firma del alto el fuego, contaba con cerca de 40.000 hombres. Por el contrario, los guerrilleros del interior, sometidos a las sucesivas operaciones del general Maurice Challe, desmejoraron y languidecieron. Los miles de combatientes que sobrevivieron se vieron obligados a esconderse y huir. La base social del poder militar cambió radicalmente: a los guerrilleros voluntarios del interior les sucedieron soldados profesionales instalados en el exterior del país.

Las diferencias públicas entre el GPRA y los jefes del Ejército de fronteras se multiplicaron hasta el alto el fuego del 19 de marzo de 1962. La autoridad gubernamental era con frecuencia ultrajada abiertamente, y los enfados del EMG se volvieron un ritual político… El 1º de septiembre de 1962, en unas horas, las tropas de Boumediene aplastaron a cañonazos a los últimos partidarios de una wilaya aislada, la 4. La suerte estaba echada. Los militares argelinos regresaron al país y se instalaron oficialmente en el poder. Y no lo abandonarían nunca más.

1NDLR. Ramdane Abane es llamado con frecuencia “Abane Ramdane” por inversión del nombre y apellido. Lo mismo sucede con Youcef Zoughid o incluso Belkacem Krim, ver más abajo.

2El Congreso de Soummam rebautizó las seis zonas, que se volvieron wilayas.

3Circular gubernamental del 31 de enero de 1960 relativa a la atribución del jefe del Estado Mayor General del ALN, citado en Amar Mohand Amer, ‟Le Front de libération nationale à l’été 1962 : le pourquoi d’une crise”, coloquio Pour une histoire critique et citoyenne. Le cas de l’histoire franco-algérienne, Lyon, ENS-LSH, 20-22 de junio de 2006.