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Irán logra un éxito descomunal con un videoclip de culto

Inspirada en una idea del Líder supremo Jamenei, la canción «Salâm farmândeh» (Hola comandante), lanzada esta primavera boreal de 2022, se convirtió en un éxito en Irán. La canción fue exportada inmediatamente a los países y regiones chiíes y dio lugar a un sinfín de versiones locales cuyos diferentes matices dejan traslucir las adhesiones y las reservas frente al poder de Irán.

Niñas cantando «Salâm farmândeh» en el condado de Hajjiabad, provincia de Hormozgan, Irán
radiozamaneh.com

La emoción que suscita y la campaña de promoción bien orquestada en las redes sociales impulsaron el éxito de un nuevo objeto de propaganda: un videoclip. Con una letra que mezcla política y religión, la canción «Hola comandante» (Salâm farmândeh) fue compuesta para los niños, considerados como integrantes del futuro ejército del mesías esperado por los chiíes, el Mahdi… y de su representante, Alí Jamenei. Estos últimos meses, Hola comandante se volvió viral en internet y se propagó como un reguero de pólvora por Irán y por todas partes donde existen comunidades chiíes. Sin embargo, las múltiples versiones realizan una adaptación del clip original iraní, lo revisan, y a veces hasta incluso lo cuestionan. Sucede que la hegemonía de Irán tiene sus límites y sus detractores.

El clip en su versión original

A mitad de camino entre la canción de gestos para niños y el himno nacional, la versión original de Hola comandante, que se ha convertido en una especie de matriz, es una producción representada por un cantante y un grupo de niños a los que vemos llegar uno por uno para conformar el coro. Filmado y editado, el video cobró la forma de un clip. La melodía es fácil de recordar, la instrumentación es simple, al igual que la letra y las rimas, y los gestos son fáciles de reproducir. Comienzan con una venia militar, repetida cuando se pronuncian las palabras «Salâm farmândeh». Toda la ambigüedad del canto está ahí: farmândeh significa comandante en persa, y por lo general no es la forma que suelen emplear los fieles –en Irán ni en ningún otro lugar– para dirigirse al Imán del Tiempo, el Mahdi. Aquí, el locutor, un niño, interpela al mismo tiempo a Alí Jamenei (“Líder de la Revolución” y jefe del ejército) y al Mahdi, a quienes les expresa amor y devoción, pero también lealtad y obediencia hasta el sacrificio. El niño declara estar listo para recibir al Imán del Tiempo y se ofrece como voluntario en el ejército de los 313 soldados que aquel dirigirá contra los tiranos para restablecer la justicia sobre la Tierra.

“Aunque soy pequeño, te prometo convertirme en el comandante de tu ejército. Mi alma, la vida toda no tiene sentido sin ti… Te saludo, en la línea de los 313 soldados. Hago el juramento de convertirme en tu Qasem cuando me necesites… de convertirme en tu servidor como Bahjat y los mártires desconocidos”. Esos nombres refieren a personajes famosos: Qasem Soleimani, comandante de la fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, asesinado en un ataque norteamericano en 2020 en Bagdad; el jeque Bahjat, autoridad religiosa y mística iraní, fallecido en 2009, y los mártires de las guerras libradas por Irán. La propia prensa iraní lo destaca: el canto “confunde magistralmente los rasgos del imán oculto y de su representante, el ayatolá Jamenei”. El texto no solo es un compromiso teológico donde el fiel renueva su pacto con el imán, sino también un credo político donde hace el juramento de servir al régimen y hasta dar su vida por él. Muchos niños lloran de emoción, y las cámaras aprovechan para hacer primeros planos de los rostros más expresivos.

Un canto destinado a los niños

Desde 2014, en varias oportunidades Alí Jamenei había llamado a su entorno a movilizarse, y les había pedido a los artistas que imaginaran un canto que los niños pudieran tararear camino a la escuela. Consciente del poder de persuasión de la cultura popular, tan potente en el chiismo, Jamenei afirmaba que de ese modo quería llegar a la generación de la década de 1390 del calendario persa, que comienza en 2011, es decir, los niños de unos diez años de edad.

El grupo Mah y un cantante de la región de Guilán, Abuzar Ruhi, respondieron al llamado del líder supremo. Presentaron «Salâm Farmândeh» por primera vez en su ciudad de Langrud para el aniversario del nacimiento del Mahdi, en marzo de este año. Luego Abuzar Ruhi emprendió una gira por Irán y se presentó en los lugares más simbólicos de la historia del país y del chiismo: Jamkaran, Takht-e Jamshit (Persépolis), Qom, Isfahán, Shiraz, etc. El 26 de mayo, en el estadio Azadi de Teherán, una multitud de 100.000 personas integrada principalmente por niños y sus familias, con banderas iraníes o remeras de «Salâm Farmândeh», fueron a cantar juntas mientras leían la letra en un teleprónter enorme.

Eso marcó el lanzamiento de la campaña de promoción: Abuzar Ruhi luego cantó para niños enfermos de cáncer en el hospital, las concentraciones públicas se multiplicaron, y el resultado fueron clips que se difundieron por internet. De este modo, como informó la prensa local, «Salâm Farmândeh» se transformó en un verdadero fenómeno social en Irán.

Sin embargo, las reacciones no tardaron en hacerse oír. Mientras la canción y sus promotores movían multitudes en Teherán, la rabia ganaba la calle por la muerte de decenas de personas en el derrumbe de un edificio en Abadán y la represión de las manifestaciones que le siguieron. Las personas que se quejaban de la carestía de la vida y de las dificultades diarias no estaban tocadas por este “himno del cielo”, como lo llamó el comandante de los Pasdaran. Mientras algunos observadores alababan el pudor de las niñas que cantaban con sus velos de tipo chador, en el interior y en el exterior del país muchos iraníes hombres y mujeres reaccionaban en las redes sociales contra ese puritanismo posteando parodias de la actuación con mímicas elocuentes o con provocadores retiros de velos. Los detractores y algunos humoristas no dejaron de apropiarse de esa faceta del fenómeno «Salâm farmândeh». En el exterior de Irán aparecieron otras críticas contra el carácter “hollywoodiano” del video, la instrumentación y el adoctrinamiento de los niños, y la ideología transmitida por un canto visto como un “caballo de Troya” iraní.

Versiones en varias lenguas

«Salâm farmândeh» también fue exportado por sus promotores, y durante el verano boreal se propagó velozmente por las regiones chiíes como cualquier otro fenómeno de moda. Para llegar a un público más amplio, al poco tiempo los clips de las concentraciones en Irán fueron subtitulados al árabe, inglés y urdu. Luego Abuzar Ruhi salió de gira por Pakistán, Líbano e Irak, y en otros lugares se organizaron producciones iguales al modelo iraní gracias a las agencias de Irán, como sus centros culturales, centros islámicos, escuelas, etc.

La letra de «Salâm farmândeh» fue traducida o adaptada a diversas lenguas (árabe, turco, turcomano, azerí, urdu, pastún, balti, hausa, suajili, ruso, inglés, etc.) y su puesta en escena se reprodujo en varias escalas en función del tamaño y de los recursos de las comunidades, pero también de su proximidad con la ideología de la república islámica. El resultado es una abundancia de versiones que en algunos casos siguen el modelo original y los códigos de su puesta en escena (el lenguaje corporal; los retratos de Jamenei, de Soleimani y de Jomeini; el chador de las niñas y a veces uniformes paramilitares de los niños) y en otros casos lo matizan, se alejan y hasta incluso lo trastocan para marcar una toma de distancia con la Revolución y su Líder. Esta producción ofrece un panorama de los posicionamientos en relación a Irán y la ideología que pregona, y permite distinguir una amplia gama de maneras de comprender el chiismo, y en particular, la devoción al Mahdi.

Puestas en escena desde Nigeria a Azerbaiyán

A partir del mes de junio, algunas comunidades cercanas a Irán adaptaron «Salâm Farmândeh» en Kargil, Cachemira, Turquía y Nigeria, donde los niños de una escuela se reagruparon para cantar en hausa en presencia del jeque Ibrahim Zakzaky, líder del Movimiento Islámico de Nigeria. En Bakú se filmaron varias producciones. En una de ellas, los cantantes estaban enmascarados: actualmente no es nada fácil promover un chiismo político militante en Azerbaiyán. Hola, mi imán fue cantado en la versión rusa en Derbent, en Daguestán.

Version cachemire

En Siria, niños y jóvenes de los pueblos de Nubl y Zahra cantaron la versión árabe del modelo original mientras sostenían retratos de líderes iraníes y de Hasan Nasrallah. Y los del barrio Zayn al-‘Abidin, en Damasco, hicieron lo mismo en un clip que termina con la imagen de un joven haciendo una venia militar frente al mausoleo de Sayyida Zaynab.

Versión siria

En el Líbano, Hezbolá, avezado en operaciones de comunicación, produjo un clip que presentó como la versión oficial libanesa, y los Imam al-Mahdi Scouts organizaron concentraciones de partidarios en la Bekaa (Hermel), los suburbios al sur de Beirut y el sur de Líbano. La versión de Hezbolá, en su letra como en los retratos enarbolados por los participantes, toma como modelo la versión iraní y agrega sus propios héroes (Hasan Nasrallah, Imad Mugniyah, Ragheb Harb, etc). “¡No es un canto, es un misil!” se entusiasmó un jeque cercano al partido y agregó, con una retórica bien pulida, que la operación frustraba las conspiraciones de la arrogancia mundial.

Otras comunidades chiíes no siguieron estrictamente el modelo iraní, por temor a represalias o por discreción ante sus autoridades locales, o para tomar distancia con Irán en términos políticos y culturales. La intención también era arraigar el chiismo en su propio país. En Londres, la letra de la versión inglesa estaba desprovista de contenido político.

Versión en inglés

En Dar es-Salam, la letra fue adaptada al suajili y transformada; los cantantes agitaban la bandera tanzana mientras se dirigían al Mahdi: “Nos hemos unido, tú puedes traer la paz”. En la presentación, ningún referente político recibía las alabanzas habituales en otros países. En la versión francesa tampoco había contenido político: aunque el modelo iraní sirvió como matriz, la letra sufrió modificaciones. Grabado al pie de la Torre Eiffel, el video, que al igual que otras versiones presenta una localización geográfica clara si no estereotipada, lleva la firma muy discreta “la juventud chií de Francia”.

Esta es la versión francesa: https://iqna.ir/fr/news/3481456/salam-ya-mahdi-cette-fois-en-france En árabe, en comparación con la versión de Hezbolá, que ostenta dos millones de reproducciones en internet, otra versión detenta 12 millones de visitas: es un clip que fue producido en junio de una forma muy profesional por chiíes de Baréin y que transmite imágenes de paz y ternura (una mujer deja que una paloma se eche a volar al borde del mar, los niños están vestidos de blanco y los paisajes son serenos).

El clip no utiliza referentes políticos sino códigos que remiten a los rituales chiíes: los niños se atan mutuamente una cinta verde alrededor de la muñeca, llevan grandes banderas blancas con la inscripción “Oh, Mahdi”, y no hacen la venia militar pero levantan los brazos hacia adelante. El discurso sigue la misma línea, solo es teológico y está centrado en el pacto de fidelidad hacia el imán y la espera de su regreso. En internet, esta versión se destacó del resto y se convirtió en un modelo competidor cuyo texto es traducido o adaptado a otras lenguas.

El caso iraquí

En las regiones chiíes, las reacciones de adhesión, de adaptación o de rechazo de la influencia iraní suelen ser más sutiles de lo que parece. El “gran hermano iraní” es visto en primer lugar como la punta de lanza del chiismo, con el que cada comunidad mantiene relaciones más o menos estrechas, basadas en lazos lingüísticos, históricos, culturales y políticos que generan una forma de diplomacia particular. El régimen iraní, por su parte, luego de haber operado para exportar su Revolución, opta por una política de soft power hacia el exterior, pero igualmente adopta formas de intrusión más enérgicas.

Eso es lo que ha sucedido en el país vecino de Irak, considerado como un “poder chií” luego de 2003, ya que Irán proyecta allí su Estado profundo y mantiene milicias dedicadas a su causa. Las consignas contra la injerencia de Irán durante manifestaciones populares en 2019 y las tensiones recientes demuestran que la presión política y económica iraní no se ejerce sin fricciones. Y si agregamos las reservas discretas pero firmes de la marja‘iyya (autoridad religiosa) ante Irán en el contexto de la preparación de la sucesión de Ali al-Sistani, comprendemos el interés de detenernos en la recepción de la operación «Salam farmândeh» en Irak.

Una versión iraquí

Las primeras concentraciones fueron organizadas en junio en Basora por los partidarios de las milicias de Al-Hashd Al-Sha’abi (Movilización Popular), conformada luego de la fetua de Ali al-Sistani destinada a defender al país contra Estado Islámico. En los numerosos clips filmados se trasluce toda la ambigüedad de Al-Hashd, del cual algunas facciones son muy cercanas a Irán y hasta son movilizadas por él, pero sin embargo le juran lealtad a Sistani. Los participantes visten uniformes militares y dan muestras de lealtad a Irán mostrando retratos de Qasem Soleimani y de Abu Mahdi al-Muhandis (asesinado con Soleimani, de quien era su alter ego iraquí), pero al mismo tiempo también exhiben retratos de Sistani.

La alusión a “Sayyid Alí” en Hola, mi Imán del Tiempo no remite a Jamenei como en el modelo iraní, sino a Sistani, y recuerda la fetua que permitió la creación de Al-Hashd. Sin embargo, aunque los participantes agitan la bandera de Irak o de Al-Hashd, para muchos iraquíes esta versión es una prueba de la presencia iraní en el país. Con respecto a Ali al-Sistani, su desacuerdo con las milicias proiraníes es un hecho bien conocido. Una producción del mismo tenor se realizó en la mezquita Al-Sahla, en Kufa, que según la tradición será el lugar de residencia del Mahdi tras su reaparición. Y a eso hay que agregarle la gira de Abuzar Ruhi de Kirkuk a Kerbala pasando por Bagdad y Samarra, donde fue filmado cantando «Salâm farmândeh» durante su visita del santuario, con el rostro contra el relicario de la tumba del imán.

En Kerbala, Ruhi hizo una puesta en escena en persa en el amplio espacio que se sitúa entre los santuarios del imán Husayn y del imán Abbas, lugar de la piedad chií y de la hospitalidad peregrina. “Irán, Líbano e Irak no pueden ser separados”, declaró antes de su hacer su presentación. Frente a él, el público mostraba principalmente banderas iraquíes y retratos de Sistani…

La religiosidad por sobre todo

Kerbala TV produjo un clip con Mohamed Ghuloom –el mismo cantante que en la versión bahreiní– rodeado de niños. El video fue filmado en Kerbala, cerca de un mausoleo dedicado al Mahdi y de otros santuarios de la ciudad. No se ven ni banderas ni retratos, sino cintas verdes, velas, algunos niños vestidos a la antigua, el chal verde de los sayyid enrollado en tarbush (o sombreros fez) como los servidores de los lugares sagrados. La piedad y la legitimidad religiosas se destacan por sobre el resto.

Las celebraciones de Ashura, en agosto, podrían haber desviado la atención, pero no es lo que verdaderamente ocurrió. «Salam farmandeh» siguió siendo motivo de reapropiaciones. La melodía y la escenografía de base, con niños en escena, fueron utilizadas para otras puestas en escena y videoclips cuyo tema, esta vez, es Husáin, como Husayn mawlânâ (Husáin nuestro maestro), producido en Baréin y luego reapropiado en Líbano por los scouts del Movimiento Amal… La historia de esta canción de culto todavía no ha terminado.