Dos niños jugando en medio de la polvareda de un campo de refugiados; un combatiente adentrándose en un callejón, fusil automático en mano; una mujer ocupándose de la cocina; un señor mayor recorriendo a paso lento su campo de olivos; la mirada desafiante de un joven controlado por el ejército israelí; un intelectual analizando las últimas negociaciones diplomáticas…
Son imágenes en blanco y negro, deterioradas en muchos casos, con una banda de sonido que a veces incluye frituras o blancos. Pero son imágenes importantes, archivos cinematográficos que relatan Palestina, la ocupación y la lucha. Todo fue filmado desde el interior, entre fines de la década de 1960 y comienzos de los 1980. Inéditas o muy poco conocidas, gran parte de las cintas están desde septiembre de 2023 bajo el cuidado de la Cinemateca de Toulouse.
Del fusil a la cámara
Entre corto, medio y largometrajes, en total se digitalizaron —aunque no se restauraron— 34 películas. Son exclusivamente documentales, filmados por cineastas hombres y mujeres de origen palestino. El 8 y el 9 de marzo de 2024, en el marco de la 10ª edición del festival de Cine de Palestina en Toulouse, el público pudo descubrir una parte de esas pepitas, tituladas “Archivos en exilio”. En ambas noches, la cineasta palestina Khadijeh Habashneh se encontró con una sala colmada. Gracias a su trabajo de investigación y de recopilación durante los últimos años, este acervo precioso pudo salir a la luz.
Puede decirse que la historia comenzó en el verano boreal de 1982. Asediados por el ejército israelí, la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y los fedayines palestinos se retiraron de Beirut en barco, bajo la protección de una fuerza multinacional. En la capital libanesa dejaron un pequeño tesoro: una cinemateca con las películas realizadas por palestinos y palestinas, producidas o coproducidas por diferentes formaciones de la OLP —principalmente Fatah, el Frente Democrático por la Liberación de la Palestina (FDLP) y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)—, pero también por cineastas extranjeros simpatizantes de la revolución palestina. También dejaron un importante archivo de material fílmico sin montar, filmado a partir de 1967 por cineastas palestinos y extranjeros. Khadijeh Habashneh integró el convoy que abandonó el Líbano. Desde Amán, recordó para Orient XXI:
En nuestra cinemateca de Beirut teníamos entre 85 y 90 películas, y muchas imágenes que documentaban las actividades del movimiento de resistencia: un enfrentamiento con los sionistas, la vida cotidiana y la situación de las poblaciones en los campos de refugiados, una manifestación, una sentada, las actividades sociales y culturales, clases de entrenamiento en el manejo de las armas, la enseñanza en los campos, etc. Todas las actividades de la revolución… Pero eso hizo que se acumularan muchos documentos, que no pudimos llevarnos cuando nos fuimos en barco.
Las primeras películas fueron realizadas a partir de 1967 por los cineastas palestinos Hani Jawhariyya, Sulafa Jadallah y Mustafa Abu Ali, futuro marido de Khadijeh Habashneh. Al año siguiente, en Jordania, este conjunto de cineastas hombres y mujeres fundarían la Unidad de Cine de Palestina (Palestine Film Unite), una estructura dependiente de Fatah que en 1970 se convertiría en el Instituto de Cine Palestino (ICP), bajo la tutela de la OLP1.
El archivo del ICP, integrado por películas terminadas y montadas o por simples bobinas de material bruto, fue realizado y producido por cineastas “que querían participar de la lucha palestina, que ellos entendían desde el campo del cine y la fotografía”, resume Hugo Darroman, doctor en estudios cinematográficos y especialista del cine palestino2. Su objetivo era documentar —era una urgencia política—, relatar y acompañar la lucha de liberación nacional. Sus imágenes y sus películas, donde con frecuencia se percibe el paso del fusil a la cámara, se ganarían un espacio dentro del “tercer cine”, la corriente cinematográfica nacida en América Latina en la década de 1960.
Además de las películas producidas por las diferentes organizaciones de la OLP, el archivo contiene otros trabajos sobre Palestina realizados y/o coproducidos por vietnamitas, soviéticos y cubanos… Son casi exclusivamente documentales. “En ese entonces, no podíamos hacer ficción”, explica Khadijeh Habashneh. “Se necesitaba mucho dinero y no era fácil distribuir la película en los cines. Por lo tanto, hacíamos principalmente documentales que pasaban de festival en festival…” Las representaciones de la OLP en el extranjero, los grupos de cineastas amigos y los camaradas revolucionarios del mundo árabe y de Europa recibían copias del material. Las imágenes se proyectaban durante debates y encuentros en casi todo el mundo, en lugares como clubes y centros sociales. “En la década de 1970, el cine palestino era uno de los cines militantes más conocidos”, asegura Habashneh.
Archivos robados por el ejército israelí
A pesar del éxodo palestino de 1982, en Beirut permanecieron miembros del ICP que intentaron resguardar todos los originales de las películas y los archivos del Instituto. Pero unos años más tarde, perdieron el rastro de las bobinas, que se esfumaron durante la guerra que recién concluiría en 1990.
En un artículo publicado en 2017, titulado “Los archivos saqueados en Beirut del Instituto de Cine Palestino y de la sección ‘Arte y cultura’”3, la universitaria israelí Rona Sela, que trabaja sobre “la historia visual del conflicto israelí-palestino”, reveló el misterio en torno a la desaparición del material. Conservadas en el Studio Rock de Beirut, las películas desaparecieron en 1982. Todo el material bruto, que pasó del barrio Fakhani a Hamra, en Beirut, desapareció en 1986, cuando la capital libanesa estaba asolada por la “Guerra de los Campos (de refugiados)”. Las investigaciones de la universitaria, “basadas en fuentes diversas, revelan que varias películas del ICP que se encontraban en Studio Rock fueron requisadas por las fuerzas de defensa israelíes y por lo tanto están en manos del departamento de archivos militares de Israel”, escribe Rona Sela, que en cambio subraya que “desde el bando israelí no se confirmó ningún tipo de requisa (robo, en una palabra)”.
Para Hugo Darroman, “la hipótesis más probable, aunque nunca fue confirmada oficialmente por las autoridades israelíes, es que Israel se apoderó de esos archivos, que posee hasta el día de hoy”. De hecho, casi no hay dudas de ello. Según el sitio de investigación Madanïya, el Ministerio de Defensa israelí admite que los archivos del ejército contienen 158 películas requisadas durante la guerra del Líbano de 1982.
En 2004, Khadijeh Habashneh decidió lanzarse en busca de esas películas desaparecidas. Su marido, Mustapha Abu Ali, radicado en Ramala y realizador en 1974 de una película que luego se convertiría en un clásico, “They do not exist” (No existen, en referencia a la frase pronunciada en 1969 por Golda Meir, que negaba la existencia del pueblo palestino), quería volver a montar una cinemateca palestina. En 2009, tras la muerte de Mustapha, Khadijeh continuó en solitario el trabajo de investigación y reunión del material. Durante más de quince años, recorrió Europa, el Magreb y Oriente Próximo, y multiplicó su correspondencia electrónica y los diálogos telefónicos. La propia Khadijeh resume: “Contacté a más de cien personas, partidos políticos, oficiales, antiguas representaciones que se convirtieron en embajadas y podían llegar a poseer copias. Reunimos unas sesenta películas, ya teníamos 30”. En 2012, se enteró que los Archivos Audiovisuales del Movimiento Obrero y Democrático (AAMOD) habían recuperado los archivos del Partido Comunista Italiano. Una de esas películas trataba sobre la masacre, la batalla y la resistencia del campo de Tal al-Zaatar4 en agosto de 1976, en Líbano . Gracias a las investigaciones, salieron a la luz otras películas de este período, conservadas principalmente en Berlín y Túnez. Pero muchas de las copias tenían que ser salvadas y conservadas.
En resonancia con “la ciudad rosa”
En 2018, la cineasta fue invitada a la 4ª edición del festival de Cine de Palestina en Toulouse, para participar en una mesa redonda sobre la cuestión de los archivos. Khadijeh aprovechó la oportunidad para buscar asociados y lugares donde proteger todo el material que había reunido. Un año más tarde, Franck Loiret, director delegado de la Cinemateca de Toulouse, se reunió con ella en Jerusalén y luego en Ramala. “El proyecto era increíble, ella pasó parte de su vida buscando copias de las películas, no podíamos dejarla sola”, dice Loiret.
Inaugurada en 1964, la Cinemateca de Toulouse, la segunda más importante de Francia después de la de París, alberga una de las colecciones más importantes de Europa, con casi 53.000 copias de películas. “Y en Toulouse, tenemos históricamente un gran fondo militante” agrega Franck Loiret, para quien las películas reunidas por Khadijeh Habashneh “resuenan” con esa historia. Sin embargo, Loiret aclara:
Pero el trabajo que nosotros hacemos es, en primer lugar, el de historiadores del cine. Estas películas deben ser tratadas, analizadas y vistas por la mayor cantidad de estudiantes e investigadores. Siempre busco que sean presentadas por especialistas que conocen la historia que tratan. Estas películas estuvieron al borde de la catástrofe; nuestro papel era salvarlas.
Un presupuesto de aproximadamente 50.000 euros permitió reunirlas, hacerlas venir a Toulouse desde Amán y El Cairo (donde permanecen siete películas demasiado dañadas para ser recuperadas) y digitalizarlas. Se necesitarán unos 15.000 euros suplementarios para la segunda fase, que consiste en hacerlas circular. Además de la Cinemateca de Toulouse, participan el Ministerio de Cultura palestino, el Consulado General de Francia en Jerusalén y la Fondation Art Jameel de Dubái. Según el acuerdo firmado entre las partes, el establecimiento tolosano se compromete a conservar estos archivos cinematográficos hasta que Palestina tenga una estructura capaz de recuperarlos y conservarlos en buenas condiciones, tanto físicas y químicas como políticas. Asmaa Alatawna, periodista franco-palestina, corresponsal entre 1997 y 2000 de la agencia de prensa española EFE en la Franja de Gaza, vio por primera vez esas películas durante el festival de Cine de Palestina, en marzo. Asmaa pudo ver “Escenas de la ocupación desde Gaza” (su lugar de crianza y donde todavía se encuentra su familia), un documental de 13 minutos filmado en 1973 por Mustapha Abu Ali que muestra a la vez la violencia de la ocupación y la potencia de la resistencia interior palestina:
En mi juventud, las únicas imágenes de Palestina que veía eran de la actualidad y siempre provenían de una mirada exterior, la de los israelíes o de periodistas extranjeros. Pero en este caso, los que hicieron la filmación son palestinos. Y son imágenes de la época de mis padres y mis abuelos que corroboran todos los relatos que mi familia me ha transmitido oralmente: el exilio, las violencias, las destrucciones… Es como si vinieran a dejar constancia de lo que me relataron. Al verlas, fue como sentir que dentro de mí encajaban las piezas de un rompecabezas.
Para Asmaa, los palestinos tienen “la memoria un poco dañada” por 75 años de ocupación y de narración sionista. “Por eso estas imágenes son muy importantes”, insiste. “Es como un espejo…”. Hacer que la mayor cantidad de palestinos vean estas imágenes también es la ambición de Khadijeh Habashneh:
Hoy no podemos dejar los archivos en Palestina, correrían peligro, los israelíes destruyen todo. Pero gran parte de nuestro pueblo nunca vio estas películas. Sin embargo, la historia y la herencia cultural son constitutivos de nuestras identidades como seres humanos. Entonces, cuando estén dadas las condiciones, los archivos irán a la cinemateca nacional palestina y estarán a disposición del pueblo. Para que vea estas imágenes y conozca su historia, de la que debe estar orgulloso. Es muy importante.
1Khadijeh Habashneh vuelve a relatar con detalle esta historia en su libro Knights of Cinema, The story of the Palestine Film Unit, Palgrave Macmillan, junio de 2023.
2Hugo Darroman es el autor de una tesis defendida en junio de 2023 en el Institut de recherches et d’études sur le monde arabe et musulman (Iremam) y titulada Le cinéma de la révolution palestinienne (1967-1982): mémoire en circulation et réseaux de solidarité France-Palestine (“El cine de la revolución palestina (1967-1982): memoria en circulación y redes de solidaridad Francia-Palestina”), bajo la dirección de Fabienne Le Houérou.
3Rona Sela, “Seized in Beirut. The Plundered Archives of the Palestinian Cinema Institution and Cultural Arts Section”, Anthropology of the Middle East, verano de 2017.
4NDLR. Tal al-Zaatar es un campo de refugiados palestinos en el noreste de Beirut. La batalla con las falanges cristianas duró entre enero y agosto de 1972, y dejó como saldo la masacre de casi 2.000 palestinos.