Francia-Israel. ¿Lobby o no lobby ? (4)

Cómo Israel desarrolla el programa Scorpion, el futuro corazón de la defensa francesa

Investigación · Aunque Israel y Francia son competidores en el mercado de venta de armas –sobre todo en África–, los ingenieros y militares de ambos países colaboran, en medio de una opacidad absoluta, en la guerra del futuro, que incluirá comando digital, drones y robots.

Villepinte (norte de París), Eurosatory 2018
IDF

Si bien Francia es el tercer exportador mundial de armas, Israel ocupa actualmente el octavo puesto, una performance bastante destacada, habida cuenta de la dimensión del país. Y si bien ambos países mantienen relaciones amistosas en muchos sectores, en defensa las cosas se vuelven un poco más complicadas. En primer lugar, porque los industriales de ambos países a veces compiten entre sí, y los israelíes tienen la reputación de ofertar precios muy bajos para conquistar mercados de armas. Pero también, y sobre todo, porque los israelíes envidian el coto cerrado de militares y vendedores de armas franceses: África. Luego de los Acuerdos de Oslo, Israel empezó a poner mucha atención en el continente africano, sobre todo a la “protección” de los poderes instalados.

Por supuesto, oficiales y agentes israelíes y franceses cooperan discretamente en algunos frentes, por ejemplo, con el ejército camerunés en el norte de Camerún en su lucha contra Boko Haram. Pero incluso en Yaundé, la capital del país y uno de los pilares de la “Françafrique”, los mercenarios israelíes supervisan desde hace mucho tiempo el Batallón de Intervención Rápida (BIR), una unidad de elite bajo las órdenes del presidente Paul Biya. Y el BIR recibe equipamiento –sobre todo fusiles de asalto– de empresas israelíes. Eso irritó a los industriales de armamento franceses, ya que Camerún es uno de sus clientes tradicionales. “Competimos mucho en el mercado africano –señala un ingeniero del sector militar–, pero por ahora ellos vienen sacando ventaja. Israel ganó los mercados en zonas riesgosas, Nigeria, el África de los Lagos, Zimbabue y Malaui. Nuestros industriales, en particular Thales y Safran, están divididos, pero los israelíes están muy unidos”.

Así que los roles se han invertido: en las décadas de 1950 y 1960, Francia le vendía armas a Israel. Hoy en día, Israel le vende sistemas de cibervigilancia, drones e incluso robots-soldados. Eso resulta un tanto humillante para el orgullo de los industriales y militares de la defensa franceses. Y si bien los lobistas de Elnet y los representantes del comercio franco-israelí no dejan de elogiar a viva voz la calidad del “diálogo estratégico” entre ambos países, las exclamaciones se convierten en susurros cuando se piden más detalles al respecto. “No, no le daré cifras, en primer lugar porque las desconozco”, dice un diputado. “Usted sabe, todo eso funciona solito, no sabemos mucho”, agrega otra diputada. “Hay un intercambio de información”, explica Arie Bensemhoun, director de Elnet Francia. “En el plano militar, estratégico y la lucha contra el terrorismo, hay buena cooperación entre ambos países”, agrega Bensemhoun, sin ofrecer detalles. “La ausencia patente de transparencia que caracteriza al ámbito militar –el secreto de defensa combinado con el ‘secreto comercial’– es particularmente problemática”, señala Patrice Bouveret, del Observatorio de Armamentos.

La interfaz Scorpion desarrollada con Elbit

Los legisladores y el público en general ignoran por completo la participación de Israel en el discreto programa “Sinergia ante el contacto reforzada por la polivalencia y la infovalorización” (conocido por el acrónimo Scorpion), central para la estrategia del ejército de tierra francés en las próximas décadas. La parte visible del programa consiste en una renovación de los vehículos blindados, con el lanzamiento de los Griffon, que serán desplegado en el Sahel en septiembre de 2021. Pero lo que dinamiza a Scorpion es la puesta en punto de un comando electrónico único basado en una interfaz común que permite que los soldados desplegados en el terreno y las herramientas militares nuevas, como los drones y los robots, estén conectados simultáneamente y anticipen las reacciones del enemigo.

“En la guerra del futuro –explica una especialista– habrá un soldado más ligero, porque actualmente carga hasta 38 kilos, mientras que llevaba 40 en la guerra de 1914-1918. El margen de progreso sigue siendo enorme. A largo plazo, el soldado solo tendrá una pantalla con un GPS, su arma y su cantimplora. Será piloteado por una interfaz, los drones lo asistirán para tener una visión más amplia, y habrá robots-mulas encargados de transportar las cargas pesadas y de ser necesario, evacuar a los heridos.” De modo que la información de la que dispondrá el soldado en su navegador GPS a través de Scorpion resulta determinante, y la puesta en punto de la interfaz es central para la cooperación secreta franco-israelí.

“La idea central de Scorpion es la guerra sin ruido, y si es posible, evitar la guerra de sangre, es decir, tener la menor cantidad posible de soldados muertos”, continúa la especialista. “Scorpion organiza la interoperabilidad entre un tanque, un buque, una moto, un dron, un robot, un soldado en el terreno. Es un programa muy importante, en el que participan todos los grandes industriales franceses del armamento y también la empresa israelí Elbit, que adquirió mucha experiencia en sistemas autónomos”.

“Integran las características de los drones a la naturaleza”

Israel adquirió esa pericia para facilitar el análisis fino de un terreno determinado gracias a los drones que desplegó en los territorios palestinos ocupados. “Israel está un paso adelante en tres puntos claves”, agrega la ingeniera. “En primer lugar, la supresión del ruido del motor de los drones. Es un gran progreso, estamos por llegar a la invisibilidad del ruido, un tema en el cual también estamos trabajando en Francia”. Luego está la miniaturización de los drones. Los drones-insectos que tanto nos divierten en las películas de James Bond ya están en servicio y son probados por el ejército israelí en Gaza. “Integran las características de los drones a la naturaleza”, indica la especialista. Finalmente, la supresión de los rastros digitales y el rastreo de las señales “enemigas” estratégicas, ya que el pilotaje digital es central en Scorpion. “Tiene que poder no ser captado, y al mismo tiempo, captar al otro. Los israelíes saben ocultar, localizar, interpretar, analizar, borrar pistas. Una vez más, la idea es ser invisible y absolutamente silencioso”, continúa la misma experta. “Nuestras colaboraciones con Israel se basan en todos estos inventos simples creados por los mejores ingenieros, que adquirieron su pericia en el control y la represión en Gaza y en los territorios palestinos”.

Scorpion es tan importante para la industria de defensa francesa que más allá del ejército de tierra, su cliente de lanzamiento con el ejército belga, el programa apunta a ser exportado. De modo que no es sorprendente que el primer comprador de Scorpion sería Abu Dabi. Los Emiratos Árabes Unidos son desde hace mucho tiempo buenos clientes de armamento francés y también, más recientemente, se han vuelto amigos de Israel.

Excluido de las estadísticas oficiales

Excepto Scorpion –del cual se desconoce el monto financiero del aporte de los ingenieros israelíes de Elbit–, los volúmenes de intercambios de armas en Francia son controlados por el Parlamento. Según el informe remitido al Parlamento por el Ministerio de Defensa de Francia, en el período 2010-2019 las entregas de armamento francés a Israel representaron 208 millones de euros, lo cual es muy poco comparado con Arabia Saudita (8.700 millones), los Emiratos Árabes Unidos (4.700 millones), Catar (4.100 millones) o Egipto (6.600 millones). En cambio, ignoramos el monto de las ventas de armamento y de sistemas de seguridad militares y policiales israelíes a Francia. La opacidad mundial del mercado de la ciberseguridad, en el cual Israel es un actor mayor, no permite hacerse ni la más mínima idea de los volúmenes de ventas. “Las asociaciones militares y de seguridad no figuran en las estadísticas oficiales”, dice sin bromear Henri Cukierman, presidente de la Cámara de Comercio y de Industria Francia-Israel.

Giro en la década de 2000

Antes de la fascinación por lo digital, la cooperación militar entre ambos países se dinamizó gracias al sector de los drones, a comienzos de la década de 2000. “Francia no estaba muy avanzada en el tema”, señala un experto militar. “Ahora bien, debía progresar en la cuestión de las guerras urbanas, sensible en particular en África, donde los helicópteros son soluciones costosas y al mismo tiempo demasiado ruidosas. En ese momento Israel era el rey de los drones. Aunque con frecuencia la mecánica es alemana y los componentes son de origen chino o francés, los israelíes saben diseñar y ensamblar artefactos potentes”.

La industria francesa se encontraba en aprietos, y Francia necesitaba urgentemente equiparse con drones importados. Contrariamente a lo que se cree, no fue el presidente Nicolas Sarkozy, conocido por sus sentimientos favorables a Israel, quien dio el giro clave en la relación político-militar para autorizar que el ejército francés comenzara a equiparse con drones israelíes. “En realidad, el verdadero cambio –explica Frédéric Encel, que trabajó como ‘consultor’ para ‘organismos autorizados’ del Ministerio de Defensa– tuvo lugar con Jacques Chirac y Dominique de Villepin, en 2005-2006. Chirac había quedado impresionado con Ariel Sharón, que había mantenido su promesa de evacuar las colonias israelíes de Gaza en el verano boreal de 2005. El primer ministro Villepin convenció al presidente Chirac de que los países árabes no eran fiables, y Francia estaba muy retrasada en los drones. Gracias al pragmatismo de Chirac se firmaron discretamente acuerdos comerciales”.

En ese momento posterior a la guerra de Irak, Chirac también intentó acercarse a Israel para facilitar el diálogo con los Estados Unidos. Desde entonces, Francia empezó a comprar y comercializar drones israelíes bajo sistemas de licencia. Esos acuerdos con Dassault, Airbus y la SAGEM (precursora de Safran) también permitieron la compra de drones israelíes Eagle en 2007 y Heron en 2009 y 2010. Villepin y Chirac se beneficiaron con esa renovación de la cooperación militar autorizando que Eurocopter (una filial de Airbus) vendiera seis helicópteros Panther a la marina israelí, que los rebautizó Atalef (murciélago). Cada una de esas costosas aeronaves vale –incluidos los misiles– decenas de millones de euros. MBDA, empresa europea líder en misiles, en la cual Airbus tiene la misma participación accionaria que la británica BEA (37,5 por ciento del capital cada uno), también le vendió a Israel municiones teleguiadas y el misil antitanque Spike.

Sarkozy impulsa la cooperación policial

A partir de su llegada al Elíseo en 2007 –y antes de distanciarse de Benjamín Netanyahu–, Nicolas Sarkozy “no se sintió condicionado por las viejas pesadeces del Ministerio de Asuntos Exteriores ni por los temores de los oficiales superiores”, explica un exembajador. En 2008, Sarkozy lanzó el “diálogo estratégico” franco-israelí, un encuentro anual dedicado principalmente al intercambio de información entre militares y espías de ambos países. Sarkozy, que había sido ministro de Interior y en 2006 había creado un cargo de asistente en cuestiones de seguridad en la Embajada de Francia en Tel Aviv, quería desarrollar sobre todo la cooperación policial entre ambos países. En junio de 2008, durante su visita oficial a Israel, firmó un acuerdo relativo a la lucha contra la criminalidad y el terrorismo. Los alcances del acuerdo, bastante borrosos, suscitaron numerosas reticencias en el Parlamento y finalmente no fue ratificado. Sin embargo, entre ambos países se implementó muy discretamente una cooperación policial por medio de encuentros regulares y de intercambios de información.

En lo referido a la industria militar, los negocios se expandieron en la producción de drones, “ya que cada drone tiene sus especificidades y sus utilidades, para la vigilancia de territorios o para operaciones más ofensivas”, señala un ingeniero del armamento. Los modelos estrellas del mercado producidos por Israel son, en primer lugar, el Hermes 900 de Elbit, comercializado desde 2012, que fue vendido a México, Colombia, Brasil y Chile, así como a Suiza y Azerbaiyán, especializado en la vigilancia y la represión “de revueltas”. El otro es el Heron, de Israel Aerospace, vendido en todo el mundo, incluidos Marruecos y Turquía. Su principal virtud es disponer de una autonomía de vuelo de 48 horas. Esos drones sirvieron de base para la cooperación entre Thales y Elbit para los modelos Watchkeeper y Hermes, y entre Airbus e Israel Aerospace para los Harfang, Heron 1 y Heron TP. El Patroller, un drone construido por Safran, les debe mucho a los acuerdos que la Sagem (antiguo nombre de Safran) selló con Elbit en 2010.

Y los negocios continúan, a escala francesa y europea. Recientemente, la Agencia Europea de Seguridad Marítima encargó drones Hermes y Heron respectivamente a Elbit y a un consorcio formado por Airbus e Israel Aerospace Industrie con el objetivo de detectar embarcaciones que transportan migrantes en el Mediterráneo. Según el periódico británico The Guardian, ambos contratos se elevan a 50 millones de euros cada uno.

Robots-mulas israelíes en el Sahel

El ejército francés también le encargó a la empresa israelí Roboteam robots militares denominados “mulas Probot”, destinadas al transporte de material y a la evacuación de heridos, y que habrían sido desplegados en el Sahel en el verano de 2020 en el marco de la operación Barkhane. La revista Challenges, que reveló la existencia de ese contrato, relata que, detrás de bambalinas, fue motivo de una espinosa batalla de influencia entre partidarios de Roboteam y quienes preferían el modelo producido por el grupo francés CNIM, asociado al grupo estonio Milrem, que ya produce el robot Themis, un modelo exitoso vendido en numerosos países, incluidos los Estados Unidos y el Reino Unido.

Según Challenges, para conseguir el marcado, parece que Roboteam, asociado a un “hombre de paja” francés, ofertó sus productos a un precio muy bajo, lo cual es una práctica habitual de los industriales israelíes de defensa para conquistar mercados. Pero según una fuente bien informada, Roboteam también llevó adelante una intensa campaña de lobby. La ira de los industriales y de algunos militares franceses también se explica por otra razón: Roboteam, que en primer lugar vendió sus robots al ejército israelí, recientemente generó ingresos en China y en Singapur. En el mundillo francés de la defensa están preocupados por las nuevas alianzas entre algunos países africanos, Israel y China en el ámbito de la seguridad y la venta de armas.

Ambas marinas realizan maniobras

Todo sucede detrás de bambalinas, y oficialmente todo va viento en popa en el ámbito de la cooperación militar entre ambos países. Francia, un gran vendedor de armas, adora organizar salones comerciales: Eurosatory, Euronaval, Le Bourget, así como Milipol, dedicado al mantenimiento del orden. E Israel adora dar el presente: según datos recolectados por Patrice Bouveret, en 2016 hubo 51 empresas israelíes presentes en Eurosatory, contra 17 en 1998. En Milipol se dio el mismo avance espectacular: en 1997 había 16 empresas representadas; en 2015, eran 57. La ingeniera de armamento a quien hemos entrevistado relata que los colegas israelíes a quienes frecuenta durante esas ferias son “tipos bastante simpáticos, con frecuencia bastante pacifistas, que hablan de sus hijos y no saben verdaderamente en lo que están participando”.

Los militares franceses también adoran las maniobras. En julio de 2018, frente a las costas de Tolón y de Córcega se realizaron operaciones comunes de las marinas israelí y francesa en presencia de sus respectivos jefes de estado mayores, los almirantes Eli Shavit y Christophe Prazuck. Era algo inédito para ambas marinas desde 1963, aunque en noviembre de 2016 ya se habían efectuado maniobras aéreas comunes en Córcega.

A pesar de las diferencias (esencialmente en el continente africano), Israel es un buen amigo del ejército francés. Su lobby debe estar más que contento, porque, por cierto, Palestina no figura ni por asomo entre los temas de discusión entre ambos países.