En todas las guerras, los militares exhiben a sus enemigos muertos o torturados como prueba de su superioridad. Todos recordamos a aquella soldada americana que tenía atado con correa a un prisionero en la cárcel de Abu Ghraib, en Irak. Pero hasta ahora, este tipo de imágenes estaban reservadas para un círculo restringido y no llegaban al público en general si no era por otros soldados que, indignados, las sacaban a la luz. Pero ahora, con las redes sociales y debido a la propia naturaleza de la guerra de Israel contra los palestinos de Gaza, los soldados ponen en escena bombardeos, destrucciones y humillaciones que luego comparten con la población bajo la forma de videos. Ya no hay hombres, mujeres y niños: ahora solo quedan “enemigos” que deben ser abatidos y “cosas” que tienen que desaparecer. Aquí presentamos algunos ejemplos entre los numerosos videos publicados en X (ex Twitter), Instagram, Tik Tok, etc. —y por lo tanto dirigidos al público en general israelí— que hemos podido visualizar, verificar y seleccionar. Y que luego hicimos comentar.
Quemar un camión de provisiones
Lo que impacta en primer lugar es la cantidad de fotos y de videos de militares felices, incluso risueños, totalmente inconscientes de sus propios crímenes. Como una pareja de soldados que se piden matrimonio en una escuela recién bombardeada en el norte de Gaza, o este militar que celebra con sus camaradas su compromiso matrimonial haciendo la cuenta regresiva hasta la explosión de una bomba en un edificio civil justo detrás de él.
También podríamos citar a un militar que se divierte con los objetos abandonados de niños gazatíes1, estos soldados que fuerzan la caja fuerte de una casa y cantan en medio de las ruinas mostrando el rollo de la Torá, o incluso esta escena increíble en Yenín, Cisjordania, donde se ven soldados sentados en un sofá, fumando narguile, comiendo un paquete de papas fritas, disfrutando de las comodidades de la casa mientras en segundo plano aparecen palestinos con los ojos vendados y las manos esposadas, todo con un tono fuera de lugar, más propio de un grupo de amigos que vuelven de dar una vuelta.
También en Yenín vemos a un soldado cantando plegarias judías en el almimbar de una mezquita (el lugar donde se sitúa el imán para la prédica de los viernes); otro militar se jacta de haber destruido los edificios de la Universidad Al Azhar, en Ciudad de Gaza, y dos soldados fuman un cigarrillo durante la destrucción de todo un bloque de viviendas civiles. Este video muestra a dos soldados frente a un camión de ayuda alimentaria destinada a los civiles gazatíes, mientras uno de ellos, con una sonrisa, dice: “Es el segundo día de Janucá [la fiesta judía de las luces] (…) felices fiestas para todos” y luego prende fuego las provisiones.
En un primer momento, nos podría sorprender el fervor con el que se publican estas imágenes, ya que pintan un cuadro poco glorioso del ejército que se complace en presentarse como “el más moral del mundo”. Pero al fin y al cabo, su objetivo es presentar como un entretenimiento la participación en el aplastamiento de un pueblo y la destrucción de cualquier forma de infraestructura en el enclave. ¡La banalidad de los crímenes de guerra!
Los influencers se reinventan
Hay un segundo tipo de publicaciones que revelan una puesta en escena minuciosa. En estos videos de corta duración y escritos cuidadosamente, que imitan los tutoriales en línea y emplean el lenguaje visual de los videos de Tik Tok, se ven, por ejemplo, soldados frente a la cámara mientras preparan lanzamisiles, instalan bombas para destruir estructuras civiles en Gaza y luego festejan cada explosión. Otros soldados se divierten en una casa vacía, después la prenden fuego y terminan su “sketch” con un “sigan conectados [para ver los próximos videos]”.
La última gracia entre los militares israelíes es firmar un obús con mensajes más o menos guerreros, un gesto repetido hasta por el propio presidente israelí Isaac Herzog durante una visita al terreno, el 25 de diciembre de 2023. A pedido, una persona puede dedicarle un ataque de misil a una persona querida —como se hace en la radio con una canción— o hacer como esta influencer que escribe mensajes en los obuses y acompaña a los soldados que los lanzan sobre Gaza.
Este cuadro quedaría incompleto sin el rol que juegan los influencers hombres y mujeres profesionales que ya antes del 7 de octubre tenían millones de seguidores en las redes sociales. En ese grupo, por ejemplo, se encuentra el bloguero-soldado Guy Hochman haciendo una visita a una casa gazatí destruida, como si visitara una propiedad en alquiler en Airbnb. Con un tono extremadamente burlón, señala, uno por uno, el techo hecho pedazos, el suelo cubierto de escombros y arena, y las paredes grafiteadas con mensajes antipalestinos: “Toda la estadía es gratuita utilizando el código ‘FREE PALESTINE’ para reservar tus vacaciones”, agrega Hochman antes de ir a bañarse al mar de Gaza. Y en otro video también filmado en Gaza insiste, ya sin ironía, con que “esta arena es nuestra. Este mar es nuestro”.
También se puede seguir a este popular influencer, Shita Hakdosha, que hace videos en inglés y en uno de ellos invita a “disfrutar” de un atardecer y de un helado frente al panorama… de los bombardeos de Jan Yunis en compañía de soldados en jeep. Si creemos lo que dijo en sus publicaciones más recientes, habría sido reclutado en el ejército de tierra desplegado en Gaza.
También está la reservista Nathalia Fadeev, creadora de contenido “confirmado” en Instagram y Tik Tok, y que también se presenta en su biografía como “reservista del ejército de defensa israelí”. Fanática del cosplay2, todas las stories destacadas de su perfil llevan el título “war” (guerra) y está ilustradas por un personaje de manga vestido con uniforme militar israelí. Si bien no se filma mientras comete atropellos o abusos, sus publicaciones apuntan sobre todo a dar una imagen “sexy” de Israel, de su ejército y de la guerra genocida contra Gaza. Como era de esperar, la prensa conservadora israelí suele glorificar a estos soldados y los presenta como héroes de guerra3 que visitan por lo general los estudios de televisión, donde tienen micrófono abierto.
Fuera de los círculos mediáticos israelíes, este tipo de videos pueden encontrarse en las redes sociales de personalidades con llegada a un público internacional, como es el caso de Hananya Naftali, el influencer cercano a Benjamín Netanyahu, así como del periodista arabohablante Edy Cohen.
El orgullo de “arrasar un país y su población”
“No me sorprende que esto surja del traumatismo del 7 de octubre”, comenta Nimrod Flaschenberg, un militante israelí contra la ocupación que ahora vive en Alemania. “Hubo un proceso rápido de legitimación de la agresividad y del racismo. Eso es lo que generó este clima y lo que les permitió a artistas y políticos expresarse libremente, empleando un lenguaje genocida”.
Esta inmersión en la guerra representada por los propios combatientes revela lo que el profesor de sociología política Yagil Levy llama la “deshumanización por desprecio”, es decir, la deshumanización “pasiva”, por desprecio, que se instaló en gran parte de la sociedad israelí en paralelo al modelo de deshumanización “activa” hacia el enemigo a erradicar. Un ejemplo de ello lo ofrece un video de israelíes caracterizados de palestinos, un Minstrel show4 contemporáneo que se burla cruelmente de una masacre a pocos kilómetros de distancia.
“Lo perturbador —agrega Nimrod Flaschenberg— es que filman esos videos mientras celebran el bombardeo de universidades y de casas en Gaza. Es incríeble el nivel de alegría y de orgullo que experimentan esos soldados mientras arrasan un país y su población. Esta deshumanización está tan instalada que no piensan que hacen algo malo”. Solo ven la superficie, porque “el ejército censura y monitorea las imágenes que se filtran del frente”. Flaschenberg asegura:
En realidad, en la psiquis israelí, los gazatíes no existen. Lo que les pasa a los civiles de Gaza no se muestra. Solo existe Hamás y es el responsable de las bajas civiles. En Israel, las personas de a pie que no quieren que la ocupación continúe no son conscientes del sufrimiento causado por los bombardeos. Las discusiones solo tienen que ver con la comodidad intraisraelí: “¿Vamos a recuperar a los rehenes?”, “¿Vamos a terminar con el reinado de Hamás?”. Los gazatíes no participan de ningún modo en la ecuación…
Pero estas imágenes ampliamente difundidas plantean otra cuestión, en este caso, más propia de la idiosincrasia francesa. Si las imágenes son accesibles para todos en Israel, ¿por qué en Francia casi nadie habla de ellas, si los periodistas que viven en la Franja de Gaza —o más bien sobreviven, en el caso de que no sean tratados como chiquitos por el ejército israelí—documentaron sobradamente hechos similares? Si los periodistas no tienen permitido el acceso al enclave salvo que el gobierno israelí le pida al ejército que los “acompañe” y los lleve a dar una vuelta por los circuitos habilitados, ¿por qué no utilizan entonces esos datos que circulan con total libertad en las redes sociales y en los medios israelíes?
Franceses que también se filman en Gaza
En octubre de 2023, la señal de radio Europe 1 informó que junto a las fuerzas israelíes combaten por lo menos 4.000 franceses y franco-israelíes5. En diciembre de 2023, el diputado del partido Francia Insumisa (LFI) Thomas Portes reclamó que esas personas fueran procesadas judicialmente por participación en crímenes de guerra. Desde Gaza, mientras transportaban obuses, dos combatientes franceses de uniforme y enmascarados le enviaron un video con el siguiente mensaje: “Gracias por tu apoyo, feliz Navidad, kuya [‘hermano’, en árabe]”. Por lo menos dos franceses que combaten en Gaza figuran en videos que podrían servir como prueba de su participación en crímenes de guerra. Uno de ellos es un franco-israelí de Niza que participó del secuestro y la tortura de obreros gazatíes en el mes de octubre. Interrogado por varios internautas en Twitter, blindó el contenido de sus cuentas en las redes sociales y afirmó que solo difundió videos donde estaban involucrados otros soldados, sin que él participara en actos de tortura.
A partir de estos videos, así como de los hechos documentados por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), los representantes de Sudáfrica fundamentaron en gran parte la denuncia que presentaron el 29 de diciembre de 2023 ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde demostraron que es “el primer genocidio difundido en directo”.
A pesar de las campañas de señalamiento de las que son objeto, estos videos siguen estando disponibles en línea, mientras que otros son censurados regularmente porque sus contenidos relatan lo que sucede en Gaza. El 7 de febrero de 2024, la ONG 7amleh (por “hamleh”, “campaña” en árabe), que milita por los derechos digitales de los palestinos, interpeló a varias plataformas que siguen difundiendo este tipo de contenidos, incluidos Meta (Facebook, Instagram y Whatsapp), X (ex Twitter), Telegram y TikTok. La organización da cuenta de la proliferación de los discursos de odio, de deshumanización y de incitación a la violencia y al genocidio contra los palestinos. A su vez, recuerda que el fallo de la CIJ requiere que las plataformas asuman su responsabilidad jurídica y moral en materia de respeto de los derechos humanos y de prevención de la difusión de contenidos comprometedores. Además, recuerda que en el pasado, esas plataformas alentaron la difusión en línea de discursos que llamaban al genocidio, sobre todo en Etiopía y en Birmania.
Desde el 7 de octubre, Hamleh señaló cerca de tres millones de contenidos de odio o de incitación al odio de los palestinos en línea, contra por lo menos 4.400 casos de censura del lado palestino, que la ONG Human Rights Watch califica de “sistémica”. Por su parte, Meta prevé revisar sus reglas solo porque considera que el empleo de los términos “sionista” y “sionismo” implican un discurso de odio contra las personas judías o israelíes.
1« Videos of soldiers acting maliciously in Gaza create new headache for Israel », Los Angeles Times, 13 de diciembre de 2023.
2Entretenimiento que consiste en disfraarse —ropa, peinado, maquillaje— para parecerse a un personaje de ficción.
3« The soldiers who became social media stars during the fighting », The Jerusalem Post, 27 de octubre de 2023.
4Forma teatral norteamericana que se expandió durante los siglos XIX y XX en la que comediantes blancos se maquillaban de negros, caricatura racista de los afroamericanos.
5« “ Quelque chose d’irréel ” : le témoignage d’un Français engagé avec l’armée israélienne », Europe 1.