Elecciones presidenciales en Francia (2)

Las posturas de la izquierda francesa en torno al apartheid israelí

La guerra en Ucrania y la situación económica y ambiental concentran la atención de la campaña de los tres principales candidatos de izquierda para las elecciones presidenciales en Francia: Jean-Luc Mélenchon, Fabien Roussel y Yannick Jadot. Pero el diagnóstico reciente de varias ONG que describen una situación de apartheid en Israel y en los territorios ocupados generó revuelo en la izquierda.

Fabien Roussel, Jean-Luc Mélenchon, Yannick Jadot
Eric Feferberg, Joël Saget/AFP

Jean-Luc Mélenchon, el candidato de la Unión Popular; Fabien Roussel, el de Los Días Felices, y Yannick Jadot, que dice “cambiemos”, expresan desde hace tiempo su apoyo al pueblo palestino y a la solución de dos Estados, la posición clásica de Francia desde hace décadas. Estos tres candidatos hablan de los cambios políticos en Israel y Palestina cuando les plantean la pregunta, y a veces también en los medios de comunicación y en mítines. Para Orient XXI, responden, de un modo muy atento, por medio de responsables de campaña en asuntos internacionales. De todos los candidatos de derecha y de izquierda que hemos contactado, solo Yannick Jadot respondió nuestras preguntas, algo digno de mención.

Presente, ausente, acusado en la cena del CRIF

Aunque los candidatos tienen un marco histórico común, pueden advertirse matices en sus posturas. Sus equipos de campaña analizaron minuciosamente los informes de Bet’selem, de Amnesty International y de Human Rights Watch, que habla de apartheid solamente en los territorios ocupados. Esos matices no pasaron inadvertidos en la cena del 24 de febrero de 2022 del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF), tras dos años de cancelaciones debido a la crisis sanitaria. Yannick Jadot fue invitado y asistió acompañado por el exdiputado de la República en Marcha (LREM) Cédric Villani, que cambió de partido para unirse a los ecologistas. “Cuando dialogamos, dialogamos con todo el mundo. Yannick Jadot hizo bien en asistir. Eso no implica necesariamente adherir a una lectura común o a tal o cual posición del CRIF”, explica uno de sus colaboradores. Sin embargo, en 2017, Jadot, que en esa época era candidato, había pasado a la lista negra del CRIF debido al apoyo de Europa Ecología Los Verdes (EELV) al movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones. “No se puede travestir lo que se piensa realmente para ser invitado a una cena de la alta sociedad”, decía en ese momento Julien Bayou, que luego pasó a liderar el partido ecologista. Y agregó: “el boicot es una herramienta pacífica al alcance de los ciudadanos”…

Fabien Roussel también fue invitado, asegura una fuente del CRIF, pero no estuvo ni presente ni representado. “Tenía algo más importante para hacer, un mitin en el norte del país”, se divierte una personalidad del Partido Comunista Francés (PCF). Sin embargo, hacía varios años que el PCF no estaba invitado a la cena del CRIF. Cabe preguntarse si el tono de la campaña de Roussel explica este giro, porque no se advierte ningún cambio notable en la posición del PCF sobre la cuestión palestina1. Tal vez la explicación la haya dado Caroline Fourest en una reunión pública celebrada en la sede del PCF en homenaje al caricaturista Charb y Charlie Hebdo. En esa oportunidad, la amiga proisraelí del partido Primavera Republicana (que dice ser de izquierda) calificó a Fabien Roussel como “la estrella de la izquierda republicana que está quitándole el estrellato a Mélenchon”. Muchas personas del PCF hubieran preferido no escuchar este tipo de elogios…

Jean-Luc Mélenchon, por su parte, no fue invitado a cenar con el CRIF, igual que Marine Le Pen y Éric Zemmour, debido al rechazo infamatorio “de los extremos”. El líder del partido Francia Insumisa es blanco de los ataques de la organización desde hace varios años. “Para él, el CRIF es un refugio de extremistas identitarios. ¿Qué pasó entre la presidencia de Théo Klein2 y la del actual presidente Francis Kalifat?”, agrega mi interlocutor con una buena dosis de falsa ingenuidad.

Estas invitaciones y no invitaciones pueden parecer anecdóticas. Pero no lo son, porque la izquierda busca nuevos aires y un ímpetu político renovado que le ha faltado a tantos gobiernos que se calificaban de izquierda, sobre todo en lo relativo al reconocimiento del Estado de Palestina. El 2 de diciembre de 2014, por ejemplo, durante el gobierno de François Hollande, en el que participaban ministros del partido EELV, el Parlamento votó a favor del reconocimiento del Estado de Palestina por 339 votos a favor y 151 en contra. Sin embargo, esta votación clara no era vinculante para el gobierno, que nunca tomó acciones al respecto. ¿Quién recuerda que en 2012 el debate de la primaria socialista entre Martine Aubry y François Hollande había estado marcado por un enérgico desacuerdo respecto a la postura favorable al Estado de Palestina? Palestina o apoyar a Israel “con reservas”, como dicen en el Partido Socialista (PS): Esta es otra línea de fractura en esta izquierda francesa actualmente tan debilitada y dividida, que sin embargo representa cerca del 25% del cuerpo electoral. (La cifra no incluye la candidata proisraelí del PS, Anne Hidalgo, que ocupa los últimos puestos de las encuestas.)

Para Mélenchon, el infierno está en Gaza

La Unión Popular de Mélenchon resume en dos líneas de su programa una posición clásica de Francia: “el reconocimiento de un Estado palestino con derecho a la continuidad territorial sobre la base de la solución de dos Estados por medio de la aplicación plena y completa de las resoluciones de la ONU”. “Pero no detallamos todo en el programa, solo se trata de un primer paso”, explica Arnaud Le Gall, un asesor de Mélenchon que corredactó la sección internacional de dicho proyecto. “Es una línea directriz y de principios; la otra cara de la moneda es que nos quedamos con ganas de conocer más detalles sobre algunos temas”.

Pero según Le Gall, a pesar del “acoso de la extrema derecha proisraelí” y de un “aislamiento total” entre la clase política, hace quince años que Mélenchon critica las políticas conducidas por Israel: “Llegado el momento hay que dar un puñetazo contra la mesa y decirle al gobierno de Israel que no puede hacer lo que hace, que eso no corresponde a ninguna de las resoluciones que se han votado en la ONU”. Tampoco cambió el apoyo de Mélenchon hacia los habitantes de Gaza. “No le oculto que mi sensibilidad está sobre todo con la población mártir de Gaza, que padece un encierro y un infierno indignantes”, respondía Mélenchon a un estudiante de Montpellier en enero de 2002 en el programa C’est dans l’air del canal France 5. ¡Qué bueno que todavía queden jóvenes a los que les interesa la Palestina!

Para el candidato, el “bloqueo total, contrario a los derechos humanos y condenado en varias oportunidades por la ONU, generó una degradación terrible de la situación humanitaria de los gazatíes, agravada aún más por las masacres y las destrucciones efectuadas a intervalos regulares por el ejército israelí so pretexto de estar defendiendo a Israel, a veces contra niños ‘armados’ de piedras… Varios informes de la ONU describieron la situación en Gaza como ‘insoportable’ en el sentido literal del término. Nada justifica que Francia acepte esta situación indignante”.

En numerosas ocasiones, en 2009, 2014, 2018 y 2021, Mélenchon refutó las acusaciones de antisemitismo formuladas por los partidarios de Israel. “Los verdaderos antisemitas son los que equiparan el antisemitismo con la protesta contra el crimen, un crimen que es cometido con el pretexto de defender la causa de Israel. Los peores enemigos de Israel son los que se manifiestan para decir que es normal que el gobierno de Israel masacre a poblaciones indefensas. Arruinaron años de esfuerzo orientados a mantener la razón en el análisis de la situación. Y así hicieron que miles de amigos se apartaran, llenos de repugnancia”, escribió Mélenchon en su blog en 2009.

“El término señala una realidad indiscutible”

Lo que demuestra que Mélenchon sigue el tema atentamente es que se trata del primer político francés de envergadura en dedicarse a analizar detalladamente la utilización de la palabra apartheid. “La utilización del término ‘apartheid’ en los informes de la ONU por parte de ONG israelíes y luego por otras como Amnesty International señala una realidad indiscutible. La decisión complementaria es el reconocimiento oficial de la existencia de un régimen de apartheid. En calidad de organización política cuyo candidato podría ocupar las más altas funciones del Estado, la cuestión central aquí es: si Francia tomara dicha medida, ¿permitiría avanzar o no hacia la implementación de una solución de paz basada en las resoluciones de la ONU? La respuesta a esta pregunta depende del contexto preciso en el que se plantee”.

Sin pelos en la lengua, el candidato que según uno de sus colaboradores “no quiere decir cosas que no sabe si las haría si fuera presidente” asume un nuevo compromiso, ser solidario con los solidarios.

El 12 de mayo de 2021, Bertrand Heilbronn, presidente de la Asociación Francia-Palestina Solidaridad (AFPS), había sido detenido por la policía cuando salía de una reunión en el Ministerio de Asuntos Exteriores francés con varios parlamentarios. Heilbronn pasó gran parte de la noche en prisión preventiva. “Esta es la Francia de Macron”, se lamentó Mélenchon en un tuit. La Unión Popular considera que “el retroceso general de las libertades públicas también afecta la defensa de los derechos de los palestinos. Nosotros nos oponemos a esta deriva desde la oposición, y la remediaremos cuando asumamos al poder”.

El PCF ve “un apartheid en marcha”

Como Jean-Luc Mélenchon, Fabien Roussel denunció vigorosamente en mayo de 2021 “la colonización acelerada de Jerusalén Este y de Cisjordania, que priva a los palestinos de su derecho a un Estado independiente y viable; las batidas y las manifestaciones de odio desatadas por la derecha israelí en la Explanada de las Mezquitas; la intrusión de la policía israelí en la mezquita Al-Aqsa, y la rabia a punto de estallar en varias ciudades israelíes, donde se efectúan linchamientos contra ciudadanos árabes o judíos”. El diputado del Norte, cuya candidatura ya se perfilaba en el horizonte, también había denunciado “incursiones criminales contra Gaza” y había participado en manifestaciones en Lille “para reclamar una posición clara de Francia en la protección del pueblo palestino para alcanzar una paz justa y durable entre los pueblos israelí y palestino”.

Lydia Samarbakhsh, miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Comunista Francés y responsable de asuntos internacionales, plantea la cuestión de la naturaleza del Estado de Israel: “El informe de Amnesty International es muy importante, se basa en hechos, prácticas y objetivos políticos del gobierno israelí. El objetivo es colocar a los palestinos en parcelas de territorio donde pasarían a ser subciudadanos. Es el esquema de los bantustanes: los palestinos están destinados a sufrir la exclusión, la miseria y la humillación. El comportamiento discriminatorio con los palestinos se está intensificando, y han puesto en marcha una política de apartheid”.

El PCF y su candidato aseguran que “de ningún modo se puede poner en discusión la existencia del Estado de Israel” y que hay que seguir defendiendo “la solución de los dos Estados. Adherimos al derecho internacional por principio y por análisis político. Si el pueblo palestino se orienta hacia otra opción, se abrirán nuevas perspectivas. Hay mucha esperanza en la juventud palestina, que lucha contra la discriminación y la segregación”, dice Lydia Samarbakhsh.

Es cierto que Fabien Roussel, contrariamente a otros parlamentarios comunistas salientes, como André Chassaigne, Elsa Faucillon y Jean-Paul Lecoq, nunca estuvo a la vanguardia de la cuestión Israel-Palestina. Ni siquiera mencionó el tema durante su paso por Radio J el 13 de marzo de 2022, y en cambio se dedicó a responder las preguntas sobre Ucrania y Jean-Luc Mélenchon. Pero el compromiso inquebrantable de su partido y de L’Humanité por el reconocimiento del Estado de Palestina, así como su encuentro reciente con la embajadora de Palestina en París hacen que Roussel esté en la misma sintonía, aunque insista en otros asuntos de campaña que considera más redituables. En cualquier caso, la combativa Lydia Samarbakhsh duda que “el compromiso por una paz justa pueda hacernos ganar o perder votos. Pero contra la globalización liberal conducida por Emmanuel Macron y los graves problemas económicos, sociales, políticos y ambientales de nuestra época, nuestro combate es tener una visión internacional”.

Jadot no quiere escuchar la palabra

“Hacer un proyecto ecológico en común: la paz también tiene que ver con eso. El modelo de depredación económica en las colonias también lleva a un callejón sin salida en términos ecológicos”, me explica un dirigente del sector internacional de la campaña de Jadot. “La base de EELV está orientada más bien a apoyar a Palestina”, agrega Esther Benbassa. “Pero sus ángulos de ataque con frecuencia giran en torno a cuestiones de modo de desarrollo y de saqueo de los recursos hídricos a través de la práctica de una agricultura intensiva por parte de los colonos en Cisjordania”. Gran parte de los Verdes son representantes locales que son sensibilizados en torno a la Palestina por grupos de sus propias ciudades. Pero el asunto no tiene una relevancia central en su acción como funcionarios. Las preocupaciones de estos políticos de terreno son la acción, el acondicionamiento, el desarrollo urbano, el contexto del calentamiento global y las crisis sociales. En muchos casos, antes de lanzarse en política, trabajaron en ONG. “Jadot es fundamentalmente un ambientalista. Trabajó para Greenpeace, puede tener una radicalidad absoluta. Pero es un tema que conoce poco, de esos que generan problemas, y mira con recelo la geopolítica”, explica una funcionaria de EELV parisina de su círculo.

Jadot, que diverge de Mélenchon en muchos aspectos, también está en contra de la utilización del término apartheid. El 13 de febrero de 2022, explicó en Radio J que quería “terminar con la colonización” y que defendía “la solución de dos Estados”. Bien. Y sin embargo, creía que no había motivos para hablar de apartheid. “No utilizo el término ‘apartheid’, aunque la Ley del Estado-Nación de 2018 crea un antecedente peligroso para Israel. Pero ‘apartheid’ es una palabra muy violenta, no quiero aplicarla a Israel, a pesar de que algunas prácticas del Estado de Israel son discriminatorias”. Sin embargo, durante su universidad de verano de 2021, EELV había invitado a Hagai El-Ad, director de B’Tselem, la primera ONG israelí en hablar de apartheid en todo el territorio israelí. “Estamos atentos a estos trabajos desde el comienzo, ese taller no es anodino. Y la mediatización del informe de Amnesty InternationaI permite resaltar la segregación de los palestinos”, explica un dirigente de campaña de Jadot. “Después de todo, ¿cuál es el término correcto? La verdadera cuestión es la igualdad de derechos entre los diferentes habitantes. La Ley del Estado-Nación marcó un antes y un después. Simboliza la consolidación de una etnocracia, con repercusiones en toda la visión del Estado, la posición del nacionalismo e incluso la de la diáspora. Se han observado manifestaciones inéditas de los drusos contra esta ley, lo cual revela una crisis identitaria en la sociedad israelí”.

Y en el espacio local, los funcionarios verdes se mostraron contrarios en muchas oportunidades a la equiparación del antisionismo con el antisemitismo, y se negaron a votar la definición de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (International Holocaust Remembrance Alliance, IHRA), que originó la desafortunada Resolución de Maillard. En París, Estrasburgo y Burdeos se dieron acalorados debates. Los Verdes se inspiraron en la declaración de Jerusalén sobre el antisemitismo, elaborada por más de 200 universitarios del mundo entero y adoptada en marzo de 2021. Jadot apoya esa declaración: “La Declaración de Jerusalén sobre el antisemitismo permite distinguir mejor que la de la IHRA los casos en que la hostilidad hacia Israel puede equipararse al antisemitismo y los casos en que no, y para eso ofrece ejemplos claros de ambas situaciones. Se trata de una definición que toma en serio tanto el combate contra el antisemitismo como la importancia de la libertad de expresión”. Al igual que a Mélenchon, a Jadot le preocupa la libertad de expresión.

Resumamos. Mélenchon defiende un proyecto global de cambio de régimen, aunque le lluevan críticas de todas partes, a veces con razón, y a veces no. Encarna una solidaridad global, y es uno de los pocos que habla de Gaza, lo cual es digno de mención. Jadot encarna solidaridades de base y plantea la cuestión pertinente del modo de desarrollo que impone la colonización, y quienes los apoyan se embarcan en un debate legítimo sobre la definición y el alcance del término ‘antisemitismo’. Roussel parece ignorar un poco el asunto, pero su partido está a favor de cualquier tipo de movilización, y sus reflexiones en torno al tema del apartheid, al igual que las de su hermano y enemigo Jean-Luc Mélenchon, podrían contribuir a generar un avance de la situación.

1L’Humanité, el diario del PCF, es el órgano de prensa que sigue con más constancia y atención la actualidad de Palestina.

2Théo Klein presidió el CRIF entre 1983 y 1989. Figura del bando de la paz, favorable a las negociaciones con la OLP, rompió con el CRIF en 2012, al que le reprochó su participación en la campaña contra Charles Enderlin en el caso Muhammad al-Durrah. Klein falleció en 2020.