Marruecos

Los hermanos Azaitar: los amigos que se convirtieron en una molestia para el rey Mohamed VI

Desde hace tres años, Omar, Ottman y Abu Bakr Azaitar –los dos últimos, estrellas de las artes marciales– son amigos del rey de Marruecos. Pero desde hace algunas semanas, sus escándalos y su ostentación del lujo son el blanco de una intensa campaña de prensa orquestada desde las sombras del poder.

Noviembre del 2018. Ottman Azaitar en un clip promocional que conmemora la Marcha Verde.
(captura de vídeo)

“Abu Azaitar sigue con sus provocaciones hacia el pueblo marroquí” tituló el 19 de junio de 2021 el diario en línea marroquí Barlamane, dirigido por Mohamed Khabachi, quien hace unos años fue designado por Mohamed VI como director de la MAP, la agencia de noticias oficial, y luego pasó a ser director de comunicación del Ministerio de Interior. El diario también arremete contra Omar, otro miembro de la familia Azaitar, casi acusado de alta traición por haber abierto en junio, en plena crisis entre España y Marruecos, una franquicia de la cadena alemana 3H’S Burger & Chicken en la Costa del Sol.

Si un medio de comunicación como Barlamane se permite atacar a los tres hermanos Azaitar después de haberlos ensalzado hasta hace pocos meses es porque el aparato de seguridad marroquí ha decidido intentar terminar la relación que mantienen con el rey de Marruecos. Esa amistad comenzó el 20 de abril de 2018, cuando el soberano los recibió en el palacio real de Rabat para felicitarlos por sus hazañas deportivas.

Vacaciones reales en las islas Seychelles

En ese entonces, Ottman Azaitar acababa de obtener la victoria en el campeonato del mundo de la Brave Combat Federation en artes marciales mixtas (MMA, por sus siglas en inglés). Abu Bakr, por su parte, había ingresado al Ultimate Fighting Championship, el campeonato mundial más importante de ese deporte de combate. Ambos habían empezado a practicar artes marciales en Colonia (Alemania), donde nacieron de padres inmigrantes originarios de Alhucemas. El tercer hermano, Omar, trabaja un poco como su representante, pero también se dedica a sus propios negocios. En 2019, abrió en Tánger su primer 3H’S Burger & Chicken, adonde el rey envió a comer a su hijo, el príncipe heredero Hasán.

Luego de esa audiencia real de abril de 2018, los tres se volvieron inseparables del soberano, al punto de que ese año llegaron a pasar juntos sus vacaciones en las Seychelles, tras navegar en el Mediterráneo occidental a bordo del yate Al Lusail, puesto a disposición de Mohamed VI por el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Zani. Al comienzo de ese flechazo amistoso, las redes sociales se inundaron de fotos del rey acompañado por los tres hermanos, sobre todo Abu Bakr. Luego la relación se volvió más discreta, pero no perdió intensidad.

El 6 de noviembre de 2019, en El Aaiún, Abu Bakr y Ottman incluso llegaron a representar en cierto modo al rey. Durante la ceremonia conmemorativa de la Marcha Verde que en 1975 le permitió a Marruecos tomar el control de la mayor parte del Sáhara occidental –en ese entonces colonia española–, ambos hermanos ocuparon la primera fila, delante de todos los funcionarios, incluido un ministro y el valí (gobernador).

Desde mayo de este año, la estadía en Marruecos de los hermanos Azaitar está salpicada de meteduras de pata y escándalos informados abiertamente por la prensa. Los hechos van desde la práctica de jet-ski por parte de Abu Bakr en cercanías de la marina Bouregreg, en Salé, donde el deporte está prohibido, hasta su enfado con los médicos y enfermeros del hospital Avicenne de Rabat, que no le parecían en condiciones de enfrentar eficazmente la pandemia de coronavirus. Y Ottman no se queda atrás. El 21 de mayo, Atlas Info, una publicación marroquí de derecho francés, informó que había provocado “angustia” entre clientes y personal del café Starbucks de la estación de tren de Rabat cuando el cajero se negó a tomar su pedido por haberse colado descaradamente en la fila.

“Gánsters con Ferrari”

Para la prensa, las extravagancias de los hermanos no son tan graves como la ostentación del lujo que hacen, tanto en las calles como en las redes sociales. El 10 de junio, Hespress, el diario en línea más leído de Marruecos, calculó que Abu Bakr posee una colección de relojes de lujo “estimada en por lo menos 25 millones de dírhams” (2,3 millones de euros). Imar se pavonea en autos de muy alta gama, como un Mercedes Brabus 800 valuado en 200.000 euros, un Bentley Bentayga de 300.000 euros, y un Rolls-Royce de medio millón de euros.

El cuestionamiento de estos huéspedes del rey trasciende la prensa. Samira Sitail, una periodista muy conocida en Marruecos y exdirectora del canal público 2M, también se sumó a las críticas: “Mientras el rey #MohamedVI ordena que los marroquíes del exterior puedan viajar a precios abordables, los @abu_azaitar postean fotos de sus viajes en jets privados de lujo”, escribió en su cuenta de Twitter. “Se merecen una patada en el culo”, agregó Sitail.

El primer medio de comunicación que inició las hostilidades contra los Azaitar fue Hesspress, el 1º de mayo, cuando les dedicó un artículo anónimo de 3.400 palabras, publicado primero en francés y luego en árabe. En él se relata casi todo, incluida su juventud en Colonia, cuando la prensa alemana los apodó “los gánsters con Ferrari” porque habían robado un auto de esa marca tras darle una paliza a su propietario, un hombre de negocios, al que amenazaron de muerte “rociándolo de combustible”. “Sus antecedentes judiciales son más extensos que su palmarés deportivo”, destacó el diario, una afirmación confirmada por publicaciones deportivas especializadas en artes marciales.

Si bien los Azaitar lograron, según la prensa, “instrumentalizar la consideración real” a su favor, hasta ahora todos los medios se han abstenido prudentemente de mencionar los estrechos lazos que unen a los hermanos con Mohamed VI. Sin embargo, el 9 de julio Hesspress dio un paso más. Un nuevo artículo anónimo bilingüe da a entender que los autos y relojes de lujo tal vez sean “regalos”, pero el diario no llega al punto de señalar que fue el rey quien se los regaló. Sin decirlo explícitamente, el autor invita al soberano a no seguir aceptando “este despliegue obsceno de señales de riqueza que contrastan con una situación socioeconómica de una extrema fragilidad” en Marruecos provocada por la pandemia.

“Sus extravagancias podrían salpicar a más de uno”

Los Azaitar, prosigue el diario, “son bombas de tiempo sembradas casi en todas partes que terminarán explotándonos en la cara, ya que sus excesos y su enriquecimiento sospechoso son indignantes”. Su objetivo es “reinar en Marruecos y tomar todo lo que pueda ser tomado”. “Sus extravagancias podrían salpicar a más de uno”, subraya Hesspress en lo que parece ser una advertencia para Mohamed VI sobre los riesgos que corre al frecuentarlos.

El artículo termina con una sutil comparación entre Abu Azaitar y Rasputín, el peregrino místico que a comienzos del siglo pasado ejerció una gran influencia sobre la corte imperial rusa. El autor invita al boxeador germano-marroquí a leer la historia de Rasputín, que terminó asesinado en 1916. ¿Es acaso una amenaza?

En la época del rey Hasán II, quienes representaban una amenaza para la monarquía marroquí corrían el riesgo de ser víctimas de un accidente fatal. Tal fue el caso, en 1983, del poderoso general Ahmed Dlimi, cuyo auto fue chocado misteriosamente por un camión en el palmeral de Marrakech.

Con Mohamed VI los métodos cambiaron, y el Majzén –el entorno más cercano al soberano– recurre en primer lugar a la prensa para deshacerse de aquellos cuyo comportamiento perjudica la buena imagen de la institución monárquica. Sin embargo, si el soberano permanece insensible a la campaña mediática de su entorno y no aparta a los implicados, esta maniobra podría resultar poco útil.

Los autores de las diatribas contra los Azaitar y los medios que las publicaron no han sido importunados. Pero en un país tan jerarquizado y autoritario como Marruecos, donde varios periodistas independientes se pudren en la cárcel, esta campaña mediática solo puede provenir de un círculo muy reducido del poder integrado por asesores de seguridad y consejeros reales que consideran que el comportamiento de los hermanos representa un enorme perjuicio para la monarquía e incluso pone en riesgo la estabilidad del reino.

No es la primera vez que en Marruecos se utiliza la prensa para demoler la imagen de un allegado del rey. A fines del invierno boreal de 2018, Le Crapouillot Marocain, un sitio casi clandestino, publicó dos artículos anónimos que desacreditaban a la princesa Lalla Salma, la esposa del rey, al describirla como una mujer “desdeñosa y menospreciadora”, con un carácter “colérico y agresivo”. Como si eso fuera poco, también afirmaban que la princesa no siempre le obedecía al soberano.

Un mes más tarde, el 18 de marzo de 2018, el semanario de prensa rosa español Hola anunció el divorcio de la pareja real. ¿Asistiremos ahora al “divorcio” de Mohamed VI y los Azaitar? A juzgar por la reacción del rey, que mantiene esa amistad contra viento y marea, es poco probable que así suceda.