Yemen

Por qué los drones de los hutís atacaron Abu Dabi

En guerra desde hace siete años, Yemen sufre desde diciembre de 2021 intensos ataques aéreos conducidos por los Emiratos Árabes Unidos. Los rebeldes hutís respondieron atacando por primera vez Abu Dabi con sus drones. Pero ahora el epicentro del conflicto entre emiratíes y hutís parece situarse en Shabua, en el sur de Yemen.

Ataq, 28 de enero de 2022. Combatientes de las «Brigadas de los Gigantes» pasan por la ciudad de Ataq (provincia de Shabwa) de camino a la línea de frente donde se encuentran los houthistas
Saleh Al-Obeidi/AFP

Durante la mañana del 17 de enero de 2022, la capital de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Abu Dabi, fue blanco de ataques de misiles balísticos y de drones. Un espeso humo sobrevolaba la zona industrial de Musaffah luego de la explosión de tres camiones cisterna de una refinería de la empresa petrolera nacional de Abu Dabi. Los trabajadores indios Hardeep Singh y Hardev Singh y el pakistaní Mamoor Khan fallecieron en la explosión. Otros seis resultaron heridos. Se trata de un ataque letal inédito en los EAU, donde los ataques previos de drones, en julio de 2018 y mayo de 2019, lanzados probablemente desde Yemen por los hutís, no habían causado víctimas. Por otra parte, en aquel momento Abu Dabi había iniciado el retiro de sus tropas estacionadas principalmente en el sur de Yemen.

Tras este nuevo ataque, los EAU, a través de la coalición destinada a Yemen y liderada por Arabia Saudita, lanzan todas las noches ataques contra la capital yemení, Saná, o contra el bastión de los rebeldes hutís, Saada. A comienzos de febrero, mientras el presidente israelí Isaac Herzog efectuaba una visita histórica a los EAU que marcó la normalización de las relaciones entre ambos países, el portavoz de los rebeldes hutís, Yahya Saria, anunció una operación de gran envergadura. Más tarde, los hutís declararon que por medio de un misil balístico habían atacado una sala de operaciones emiratí situada en el distrito de Usaylan, en la gobernación de Shabua (sur de Yemen). “Este ataque selectivo mató e hirió a muchos enemigos, algunos de ellos emiratíes”, afirmaron los hutís. La información no fue confirmada por Abu Dabi, pero sin embargo corrobora algo: la reanudación de las actividades de los EAU en Yemen convierte a la potencia del Golfo en un blanco privilegiado para los ataques de los rebeldes.

Lo que está en juego en Shabua

A pesar de que los EAU integran desde 2015 la coalición junto a Arabia Saudita, la guerra en Yemen nunca había repercutido en su seguridad interior, contrariamente a su gran aliado. En realidad, esta escalada entre hutís y emiratíes es el resultado de una sucesión de acontecimientos políticos y militares en la gobernación de Shabua. Rica en reservas de gas y petróleo, la región ha estado bajo la estricta vigilancia de los EAU luego de su reconquista en 2015, cuando las tribus locales apoyadas por la coalición vencieron a los hutís. Al igual que en otras gobernaciones del sur de Yemen, Abu Dabi se esforzó por formar y armar a gran cantidad de voluntarios locales, que ascenderían a varios miles dentro de una brigada recientemente rebautizada como Fuerzas de Defensa de Shabua. Hasta julio de 2021, los EAU todavía pagaban el salario de 7.000 de esos volutarios, provenientes en su mayoría de tribus de la costa, más pobres y con menos lazos históricos con Arabia Saudita.

Por otra parte, Abu Dabi instaló dos bases militares en 2015, en el norte de Ataq y en las instalaciones de Balhaf, destinadas a la exportación de gas licuado, una infraestructura cuyo principal accionario es el gigante francés Total Énergies, que posee casi el 40% de su capital. Cuando los hutís se retiraron de la gobernación, el objetivo declarado de los EAU era luchar contra Al Qaeda en la península arábiga, pero en verdad, lo que primaba era perpetuar su influencia política en el sur de Yemen. Los EAU armaron y financiaron a movimientos políticos o militares como el Consejo de Transición del Sur (CTS) y así esperaban colocar su mano invisible en varios puertos estratégicos con acceso al mar Arábigo y al golfo de Adén: Mukalla, Balhaf, Adén, Socotra.

La fundación del separatista CTS en mayo de 2017 y su acto de fuerza en el verano de 2019, cuando invadió Adén y expulsó a las fuerzas del gobierno central, no hizo más que confirmar esa agenda mal disimulada y a su vez generó cortocircuitos con Arabia Saudita.

Catar en la emboscada

En las provincias del sur, la influencia del CTS aumenta desde hace varios años. Actualmente, a pesar de los acuerdos de Riad de noviembre de 2019 que debían garantizar un reparto del poder y un entendimiento con el gobierno de Abd Rabbo Mansur Hadi, los separatistas emprenden acciones regulares, a veces violentas, para tomar el poder o presionar a las gobernaciones. Esto sucede desde 2019 en las regiones de Mahra, Hadramaut, Abyan y Shabua. En la capital de Shabua, Ataq, estallaron importantes combates entre las fuerzas que obedecen al CTS –financiadas por los EAU– y las leales al gobierno y a su gobernador, Mohamed Ben Adyo (afiliado al partido de los Hermanos Musulmanes Al-Islah).

Las fuerzas gubernamentales triunfaron en esas refriegas y luego tuvieron que hacer frente a varias manifestaciones organizadas por el movimiento secesionista del sur que cuestionaban la legitimidad del gobernador, acusado de corrupción y de autoritarismo. La represión de los partidarios del CTS y de los EAU tensó aún más la situación en la región de Shabua. Apoyado por las tribus autóctonas y Arabia Saudita, Mohamed Ben Adyo siempre criticó la presencia militar de los EAU en su territorio, e incluso declaró que los emiratíes eran tan enemigos suyos como los rebeldes. En paralelo, Catar apoyaba al entorno político del gobernador, pero sin entrar en relación directa con el interesado para no poner en riesgo su buen entendimiento con Arabia Saudita, lo cual habría fortalecido a los EAU en la región. Catar también habría financiado a jefes tribales para que no participaran en la guerra contra los hutís y así detener la influencia emiratí.

De modo que los violentos combates entre las fuerzas financiadas por los EAU –afiliadas al CTS– y las fuerzas de seguridad fieles al gobierno primaron sobre la lucha contra los hutís. Al distanciarse de su (presunto) objetivo inicial, Abu Dabi evitó las represalias de los rebeldes zaidistas. A su vez, esta gran división entre las fuerzas locales explica el éxito de la ofensiva hutí de septiembre de 2021 destinada a apoderarse de Shabua para rodear a Marib por el sur. El gobernador de Shabua, Mohamed Ben Adyo, fue acusado de privilegiar los conflictos políticos entre Al-Islah y el CTS en lugar de la guerra contra los hutís, y su posición se deterioró luego de la invasión de Usaylan, Bayhan y Ain, tres distritos situados en el norte.

Los EAU apadrinan a las Brigadas de los Gigantes

A fines de 2021, la invasión de Shabua por parte de los rebeldes del norte y su veloz avance en el sur de Marib representaron una línea roja que amenazaba los intereses de los EAU en el sur de Yemen. Los dirigentes emiratíes, que hasta entonces estaban más preocupados en consolidar su influencia, decidieron pasar a la ofensiva contra los hutís. Esta vez, la maniobra se vio facilitada por la convergencia de intereses entre Abu Dabi y Riad para hacer retroceder a los hutís. Presionado luego de sus derrotas militares, el gobernador Ben Adyo fue remplazado por una personalidad menos polarizadora y más favorable a los EAU: Awadh Ben al-Wazir al-Awlaki. “En esta batalla, la coalición es un socio clave, y los EAU forman parte de ella. Su presencia militar en Shabua resulta por lo tanto natural. Con ellos mantenemos una relación fraternal y de cooperación desde tiempos inmemoriales. La visita del jeque Zayed es una prueba de este gran entendimiento”, declaró el nuevo gobernador. Las fuerzas de la coalición y las fuerzas apoyadas por los EAU empezaron a cooperar, y Abu Dabi entró en guerra indirectamente contra los rebeldes hutís, algo inédito desde su retiro, en 2019.

Abu Dabi lanzó la operación “Tornado del Sur” en la gobernación de Shabua desplegando a las Brigadas de los Gigantes, que hasta entonces se habían mantenido estacionadas e inactivas en la costa oeste de Al Hudayda. Este movimiento táctico habría sido imposible bajo el gobierno de Mohamed Ben Adyo. De hecho, el escuadrón de 30.000 hombres fue formado, financiado y armado por los EAU en 2015. Aseel Al-Sakladi, director de comunicación de las Brigadas de los Gigantes, lo confirma: “Los EAU brindaron un gran apoyo a las Brigadas de los Gigantes desde su fundación en materia de formación, armamento y apoyo logístico y material. Los EAU operan dentro de la coalición árabe y también apoyan directamente a las Brigadas de los Gigantes en las líneas de frente”. La Brigada, compuesta por miembros de tribus provenientes de Yafa, por resistentes de Tihama, por soldados provenientes del sudoeste y por jefes salafistas expulsados de Saada por los hutís en 2014 también mantiene una cercanía política con el CTS.

En diciembre y enero, los tres distritos perdidos en el norte de Shabua fueron recuperados por el grupo de resistentes, y los hutís fueron expulsados hasta el distrito de Harib, el segundo más grande de la gobernación de Marib, situado a 90 kilómetros al sur de la ciudad de Marib. Esto implicó una bocanada de oxígeno para las fuerzas antirrebeldes y un triunfo emiratí que, según Awadh Ben Al-Wazir Al-Awlaki, sin duda estaba vinculado con la salida de Mohammed bin Adyo: “¿Me pregunta si mi designación facilitó la lucha contra los hutís? Creo que lo que sucede en este momento responde sobradamente su pregunta”.

A pesar del retiro de las Brigadas de los Gigantes tras sus victorias, Aseel Al-Sakladi da a entender que en el futuro podrían encarar otras ofensivas: “Los héroes de las Brigadas de los Gigantes tienen la voluntad y la determinación de liberar al país de las oscuras milicias hutís. En consecuencia, nada es imposible, y si hay obstáculos, los superaremos”.

A pesar de las importantes ofensivas realizadas desde septiembre de 2021 y de las conquistas territoriales en el sur de Marib, en Al-Baydah y Shabua, los rebeldes zaidistas perdieron varios combates y parecen acusar el golpe. Su incapacidad para mantener sectores claves capturados meses atrás predice su derrota y forzó a las altas instancias del movimiento hutí a tratar de intimidar a Abu Dabi por medio de drones y misiles balísticos. Al menos eso es lo que cree el gobernador Awadh Ben Al-Wazir Al-Awlaki: “Esta ofensiva sobre nuestro aliado emiratí es claramente una respuesta a nuestras victorias de aquí”. Estados Unidos y Francia ya expresaron su apoyo a la defensa aérea del país. Y así internacionalizan un poco más el conflicto y facilitan su escalada.