¿Criticar a Israel es antisemitismo?

© Hélène Aldeguer, 2016.

Con frecuencia escuchamos decir que “denunciar la política israelí es ser antisemita”. La palabra “antisemita” data del siglo XIX y hace referencia al odio muy antiguo contra los judíos impulsado desde la Edad Media por la Iglesia cristiana en Europa, que los acusaba de haber matado a Jesucristo. Esa hostilidad provocó la opresión de los judíos en toda Europa durante casi dos mil años y culminó en el genocidio de seis millones de hombres, mujeres y niños por parte de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Por lo tanto, decir que alguien es antisemita resulta una acusación muy grave. Como los dirigentes de Israel presentan ellos mismos a su Estado como un “Estado judío”, criticar a Israel y criticar a los judíos sería la misma cosa. ¿Pero “judío” e “israelí” son en efecto la misma cosa? No, de ningún modo. Desde su creación en 1948, Israel no logró atraer a la mayoría de las personas que se consideran judías, que siguen siendo ciudadanas de otros países.

¿Y todos los judíos apoyan la política israelí? No. Incluso en Israel existen opositores a la política del gobierno actual, concentrada en acelerar la ocupación de los territorios palestinos y en impedir el nacimiento de un Estado palestino. Denunciar esa política no es “criticar a los judíos”, sino a quienes dirigen actualmente a Israel, que promueven una política de derecha, incluso de extrema derecha. Son ellos los que afirman que denunciar su política es ser antisemita, y que eso significa desear la desaparición de todos los judíos, los de Israel y los del resto del mundo. En realidad, Israel es un Estado, y por lo tanto posee un gobierno cuya política puede ser analizada, evaluada y discutida como la de cualquier otro Estado y la de cualquier otro gobierno del mundo.