¿Turquía fue un país laico?

Aunque la laicidad fue implementada con la República, sus primeros indicios pueden encontrarse bajo el imperio otomano (1299-1922), que ya separaba lo religioso de lo secular. Como el poder emana de la tierra y atañe al “orden del mundo” (nizam-ul ‘alem), lo temporal gozaba de una autonomía certera en relación con lo espiritual. En paralelo a la ley islámica (seriat) existía una legislación imperial (kanûn).

Secularización de un imperio en decadencia

A partir de finales del siglo XVII, el imperio comenzó a decaer y las elites decidieron adoptar la modernidad europea. La secularización afectó parcialmente a las instituciones judiciales y educativas, que fueron calcos de las europeas. Así, se crearon tribunales regulares, que existían a la par de los tribunales religiosos, y escuelas donde se enseñaba física, matemática y lenguas extranjeras, que coexistían con las escuelas religiosas, las medrese. Al mismo tiempo, las minorías no musulmanas, sean armenias, griegas o judías, gozaron de una mejora en su estatuto legal, lo que condujo a una mayor libertad e igualdad ante el Estado.

Con el armisticio de Moúdros (30 de octubre de 1918), el imperio otomano perdió provincias árabes como Siria y el Líbano. Italia y Francia se apoderaron de la mayor parte de la región mediterránea de la Turquía actual. A fines de 1919, incluso Estambul pasó bajo el control de las fuerzas inglesas, francesas e italianas.

Mustafá Kemal (1881-1938) se hizo conocido en ese contexto. El general otomano, que en 1934 sería llamado Atatürk (“padre de los turcos”), decidió librar el combate por la independencia nacional contra el sultán Mehmed VI y las potencias ocupantes. Kemal pretendía fundar un Estado-nación de inspiración europea en Anatolia, que según la historiografía oficial era la tierra de origen de los turcos.

Una nueva religión oficial

Kemal ordenó la abolición del califato y del sultanato, y el 29 de octubre de 1923 proclamó la república, que fue todo una novedad en la región. Luego vino una modernización autoritaria que laicizó el país y desbarató su herencia islámica.

En marzo de 1924 se votó la ley de unificación de la enseñanza, y se suprimieron las escuelas religiosas. En noviembre de 1925 se disolvieron las hermandades sufíes (tarikat). En octubre de 1926 se adoptó un código civil inspirado en el suizo, y un código penal inspirado en el italiano. El 1º de noviembre de 1928 tuvo lugar la “revolución de las letras” (harf devrimi), con el paso del alfabeto árabe, que hasta entonces era utilizado para la lengua turca, al alfabeto latino. Ese mismo año, el islam dejó de ser la religión de Estado en virtud de una enmienda de la Gran Asamblea Nacional. En 1932, la llamada a la plegaria dejó de hacerse en árabe y pasó a realizarse en turco. Finalmente, a partir de febrero de 1937, “el Estado turco es republicano, nacional, populista, estatista, laico y reformista”.

Sin embargo, esa laicidad es muy diferente de la que existe en Francia. A través de la Dirección de Asuntos Religiosos, el Estado organiza y controla un islam turco de rito suní hanafí (una de las cuatro grandes escuelas de derecho musulmán), la única religión que reconoce. Así, controla la enseñanza religiosa y la gestión del culto. Sin embargo, no todos los turcos son musulmanes hanafíes, ya que existen, por ejemplo, los kurdos suníes de rito shafi’í, o los alevíes, cuyo culto se inspira tanto en el islam como en el cristianismo y en religiones preislámicas.

Resurgimiento de lo religioso

Luego de 1945, con el comienzo del multipartidismo en Turquía, la cuestión religiosa se politizó, y pasó a ser un argumento electoral significativo. En las décadas de 1950 y 1960 tuvieron lugar varias flexibilizaciones, cuyo punto culminante fue el regreso de la llamada a la plegaria en árabe. Guardián de los principios laicos, el establishment militar combatió esas medidas, pero no logró frenar el desarrollo del islam político, que también fue una reacción a una occidentalización forzada. Surgieron, por ejemplo, debates en torno al velo islámico, y en 1997 llegó al poder el Refah (Partido de la Prosperidad), la formación política de Necmettin Erbakan (1926-2011), figura histórica del islamismo turco.

Durante la década de 2000, toma el poder el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), heredero del Refah. Tras deshacerse del peso imponente de la institución militar, el partido de Recep Tayyip Erdoğan lanzó una ofensiva contra la laicidad kemalista. Liberalizó el uso del velo, restringió las posibilidades de aborto, controló las residencias universitarias mixtas y dejó que se multiplicaran las escuelas confesionales. Durante el verano de 2020, el presidente turco transformó Santa Sofía en mezquita, ese mismo edificio que el fundador de la república turca, Mustafá Kemal, había convertido en museo en 1934.