¿Israel está ganando la batalla de la influencia en Francia? Podríamos creerlo. Antes de la crisis sanitaria, por Jerusalén desfilaban políticos que, antes de ir a dar una vuelta por las colonias, veneraban a “la única democracia de Oriente Próximo”. Los directores de empresas se entusiasmaban con las promesas de tecnología de punta, en la mayoría de los casos, de origen militar. Artistas, intelectuales y periodistas viajaban a descubrir el país y participar en festivales, encuentros y producciones de series televisivas. Ahora todos parecen estar convencidos de que, en un mundo amenazado, la defensa de Israel resulta fundamental.
Pero la opinión pública francesa sigue siendo dubitativa y expresa mayoritariamente su simpatía por la causa palestina. ¿Se puede hablar de un fracaso a medias de los numerosos círculos de influencia favorables a Israel? ¿Cómo relatar los éxitos, las contrariedades y las decepciones de un lobby discreto con actores diversos, que muchos ponen en cuestión en cuanto a su forma y existencia misma? Desde los salones de alta tecnología hasta las comunas de los suburbios, desde las veladas relajadas hasta las alianzas “secreto de defensa”, pasando por la Asamblea Nacional y el Consejo de París, el lobby parece ir viento en popa. En una investigación en varias entregas, Orient XXI relatará su funcionamiento, sus herramientas y sus intermediarios.
El ejército de lobistas contratado en París no se parece al de Washington: los proisraelíes son personalidades variadas, de derecha, de izquierda y de centro, figuras mediáticas que manejan hábilmente la apariencia de un debate sobre el antisionismo y el antisemitismo para intentar descalificar a quienes –poco escuchados, pero nunca callados– siguen sin apoyar la política de la derecha israelí en el poder.