Editorial

Gaza-Palestina. El derecho a resistir la opresión

Palestinos celebran la captura de un tanque israelí, cerca de Khan Younès, tras cruzar la valla de separación entre Israel y la Franja de Gaza, 7 Octubre 2023
Said Khatib/AFP

También corría el mes de octubre, hace justo cincuenta años, en 1973. El ejército egipcio y sirio cruzaban las líneas de alto el fuego y producían graves bajas en el ejército israelí. ¡Qué conmoción en Tel Aviv! Mientras sus servicios de inteligencia disponían de información sobre un ataque inminente, la dirección política se mantenía aferrada a su arrogancia: los árabes, derrotados en 1967, eran incapaces de combatir; la ocupación de los territorios árabes podía continuar impune e indefinidamente.

“Intentar volver a poner un pie en casa, ¿es una agresión? ”

En ese momento, muchos comentaristas de Europa y de Estados Unidos denunciaron una “agresión” egipcio-siria injustificable, inmoral, no provocada (algo que a los dirigentes israelíes les gusta mucho decir, porque permite ocultar la raíz de los conflictos: la ocupación). Michel Jobert, en ese entonces ministro de Asuntos Exteriores de Francia, dio muestras de una lucidez que honraba a su país: “Intentar volver a poner un pie en casa, ¿significa necesariamente una agresión?”. Es cierto, en ese momento, la voz de París volaba a mil leguas por encima del concierto occidental y proclamaba que el reconocimiento de los derechos nacionales de los palestinos y la evacuación de los territorios árabes ocupados en 1967 eran las claves de la paz.

Si en 1973 era legítimo querer terminar con la ocupación del Sinaí egipcio y del Golán sirio, ¿es ilegítimo que, cincuenta años más tarde, los palestinos tengan la voluntad de liberarse de la ocupación israelí? Como en octubre de 1973, Tel Aviv fue sorprendido por la acción palestina y sufrió una derrota militar de una magnitud excepcional. Una vez más, la arrogancia del ocupante, el desprecio sufrido por los palestinos y la convicción de este gobierno supremacista judío, persuadido de que Dios está de su lado, contribuyeron a su ceguera.

El ataque lanzado por el mando militar conjunto de la mayor parte de las organizaciones palestinas, bajo la dirección de las Brigadas Ezzedine al-Qassam (brazo armado de Hamas), no solo sorprendió por el momento elegido, sino también por su amplitud, su organización y las capacidades militares desplegadas, que permitieron, entre otras cosas, que sucumbieran bases militares israelíes. El ataque unió a todos los palestinos y suscitó una amplia adhesión en un mundo árabe cuyos dirigentes intentan, sin embargo, pactar con Israel sacrificando Palestina. Hasta Mahmud Abbas, el presidente de la desprestigiada Autoridad Palestina, cuya principal razón de ser es la cooperación de seguridad con el ejército israelí, se sintió obligado a declarar que su pueblo “tenía el derecho de defenderse contra el terror de los colonos y de las tropas de ocupación” y que “debemos proteger a nuestro pueblo”1.

¡Todos terroristas!

Cada vez que los palestinos se rebelan, Occidente –tan diligente para glorificar la resistencia de los ucranianos– habla de terrorismo. Así, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, condenó “firmemente los ataques terroristas que sufre actualmente Israel” sin decir ni una palabra sobre la continuación de la ocupación, que es la causa de la violencia. La resiliencia tenaz, acérrima y testaruda de los palestinos sigue asombrando a los ocupantes y parece perturbar a muchos occidentales. Al igual que durante la Primera Intifada de 1987 o la Segunda Intifada del año 2000, durante las acciones armadas en Cisjordania o las movilizaciones a favor de Jerusalén, y durante los enfrentamientos en torno a Gaza, asediada desde 2007 y teatro de seis guerras en 17 años (400 muertos en 2006, 1.300 en 2008-2009, 160 en 2012, 2.100 en 2014, cerca de 300 en 2021 y varias decenas en la primavera de 2023), los responsables israelíes denuncian la “barbarie” de sus adversarios, el hecho de que no respeten la vida humana; en una palabra, su “terrorismo”.

La acusación les permite ponerse el traje del Derecho y de la buena conciencia, ocultando el sistema de apartheid de una brutalidad inédita que oprime diariamente a los palestinos.

Recordemos, una vez más, que muchas organizaciones terroristas, puestas en la picota a lo largo de la historia, pasaron del estatus de paria al de interlocutor legítimo. El Ejército Republicano Irlandés (IRA), el Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN), el Congreso Nacional Africano (CNA) y muchas otras fueron calificadas de “terroristas”, una palabra que apuntaba a despolitizar su combate, a presentarlo como un enfrentamiento entre el Bien y el Mal. Finalmente, hubo que negociar con ellas. El general de Gaulle había pronunciado unas palabras premonitorias luego de la agresión israelí de junio de 1967: “Ahora, en los territorios que tomó, Israel organiza la ocupación, que no puede existir sin opresión, represión, expulsión… y en su contra se hace manifiesta una resistencia, a la que califica de ‘terrorismo’” . No se trata de un ataque “no provocado”.

Como subraya el periodista israelí Haggai Matar:

Contrariamente a lo que afirman muchos israelíes (…), no se trata de un ataque ‘unilateral’ o ‘no provocado’. El espanto que sienten los israelíes en este momento, incluido yo, solo es una ínfima parte de lo que sienten a diario los palestinos bajo el régimen militar que desde hace años causa estragos en Cisjordania o bajo el asedio y los repetidos asaltos contra Gaza. Las respuestas que escuchamos de parte de muchos israelíes –quienes llaman a “arrasar Gaza”, dicen que “son salvajes, no son personas con quienes se pueda negociar”, “asesinan familias enteras” y “no hay espacio para hablar con esas personas”– son exactamente las mismas que les escuché decir innumerables veces a los palestinos acerca de los israelíes 2.

Se puede lamentar, con todo derecho y como en cualquier guerra, la muerte de civiles, ¿pero acaso hay “buenos civiles” por quienes habría que derramar lágrimas y “malos civiles” como los palestinos, que son matados diariamente en Cisjordania y cuya muerte suscita tan poca indignación?

Ya se registran 700 muertos israelíes (y más de 400 del lado palestino), es decir, más que durante la guerra de 1967 contra Egipto, Jordania y Siria. Eso alterará la situación política y geopolítica regional de una manera que en este momento es difícil de evaluar. Pero lo que acreditan los hechos actuales, una vez más, es que la ocupación genera siempre una resistencia cuyos únicos responsables son los ocupantes. Como lo proclama el artículo 2º de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789, la resistencia a la opresión es un derecho fundamental, un derecho que los palestinos pueden reivindicar con toda justicia.

1Agencia WAFA, 7 de octubre de 2023.

2« Gaza’s shock attack has terrified Israelis. It should also unveil the context ], +972 Magazine, 7 de octubre de 2023.