¿Qué es el Hamás?

En noviembre de 2021, el primer ministro británico, Boris Johnson, declaró que quería designar a la dirección política de Hamás como “organización terrorista”. Así, el Reino Unido, que hasta ahora solo aplicaba esa clasificación a la rama militar de Hamás, seguiría los pasos de la Unión Europea y de Estados Unidos. Tras su victoria en las elecciones legislativas de 2006, Hamás empezó a controlar la franja de Gaza bajo la dirección de Yahya Sinouar. El nombre de la organización es el acrónimo de Harakat al-muqawama al-islamiya, Movimiento de Resistencia Islámica. En 1987, durante la primera intifada, los Hermanos Musulmanes palestinos decidieron fundar Hamás, que recurre a la lucha armada contra Israel para el logro de sus objetivos. El movimiento apunta a una reislamización de la sociedad palestina desde las bases, y para eso se apoya en muchas operaciones caritativas, como escuelas y clínicas.

EL PAPEL DEL JEQUE YASÍN

Hamás no está afiliado a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). En 1988, el grupo publicó su Carta Fundacional, que promueve la yihad contra los judíos y llama a remplazar Israel por un Estado islámico. El movimiento rechaza dialogar con Israel y desconoce los Acuerdos de Oslo firmados por la OLP en 1993, que establecen la creación de la Autoridad Palestina (AP) por cinco años y no mencionan si el “proceso de paz” –actualmente obsoleto– dará lugar o no a la creación de un Estado palestino.

Los sucesivos gobiernos israelíes continuaron la colonización de Cisjordania, sin respetar las etapas previstas para el retiro gradual de su ejército de los territorios palestinos. Hamás empezó a realizar atentados suicidas contra civiles israelíes. Israel respondió asesinando a varios líderes de Hamás, que a su vez reaccionó perpetrando nuevos atentados. Durante la segunda intifada, que comenzó en septiembre de 2000, recrudecieron los ataques letales.

Así, en 2004, un bombardeo aéreo mató al líder espiritual de Hamás, el jeque Ahmed Yassin, parapléjico desde la adolescencia. Yassin había declarado sin embargo en varias ocasiones que Hamás estaba dispuesto a aceptar una hudna, una tregua de larga duración en las fronteras de 1967, y agregaba que le correspondía a “la generación siguiente” decidir si retomaba o no el combate.

INGRESO A LA VIDA POLÍTICA

De ese modo, y sin reconocer formalmente a Israel, el jeque daba un gran paso. No es descabellado pensar que es justamente por esa apertura política que Yassin fue ejecutado por el gobierno israelí de Ariel Sharón, opuesto a cualquier avance en ese aspecto. La idea de una tregua de larga duración fue retomada por los sucesores del jeque Yassin. Hamás, que en 2005 terminó con los atentados suicidas, decidió participar paralelamente en la vida política palestina presentando candidatos a las elecciones legislativas de 2006, mientras seguía sin reconocer los Acuerdos de Oslo. El partido islamista ganó el escrutinio con el 43% de los votos, contra el 40% del Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat y dirigido por Mahmud Abás. Abás, que también era el presidente de la AP, designó como primer ministro al dirigente de Hamás Ismail Haniya… antes de destituirlo en 2007. Mientras tanto, Hamás tomó el poder por las armas en Gaza y expulsó a los representantes de Fatah, de quienes sospechaban que preparaban un acto de fuerza.

LA NUEVA CARTA DE 2017

Entre Hamás y Fatah fracasaron varios intentos de reconciliación. Palestina sigue dividida en dos, entre una franja de Gaza dirigida por el primer grupo y una Cisjordania a cargo del segundo. En Gaza, que está sometida a un estricto bloqueo de Israel por un lado y de Egipto por el otro, Hamás mantiene la lucha armada lanzando misiles contra el territorio israelí, una acción que dista de causar el daño de los bombardeos israelíes, que dejan decenas de muertos.

Eso no impide que Hamás continúe con su actividad política. En un documento publicado en 2017, el movimiento islamista aceptó la creación de un Estado palestino interino en Gaza, en Cisjordania y en Jerusalén Este en las fronteras de 1967. El texto no pretende remplazar formalmente la Carta de 1988, pero toma distancia de varios puntos del texto fundador. Además de dejar de promover el remplazo de Israel, el documento elimina todo lo que podía estar teñido de acentos antisemitas. El combate ya no se realiza contra “los judíos”, sino contra “los agresores sionistas ocupantes”. De modo que en la actualidad Hamás se aleja de una legitimidad puramente religiosa y en cambio invoca el derecho internacional.