Sanciones inéditas contra Israel en Europa

Mientras varios Estados de la Unión Europea empiezan a revisar sus acuerdos con Tel Aviv y la Unión Europea habla sin decidirse a actuar, los movimientos ciudadanos multiplican las iniciativas. En los ambientes culturales y artísticos, las formas de boicot se intensifican y generan un verdadero desconcierto en Israel. de boycott s’intensifient créant un vrai désarroi en Israël.

Lienzo blanco con siete hendiduras verticales, creando una sensación de profundidad y textura.
Lucio Fontana, Concept spatial, Attentes, 7 coupes, 1963

“Somos bastante buenos para producir nuestras armas nosotros mismos”, declaró Benjamín Netanyahu el 15 de septiembre de 2025 en respuesta a la decisión de España de prohibir la entrega de armas a Israel a través de sus puertos y su espacio aéreo. El país, aseguró Netanyahu, debería ser autosuficiente en armamento. El primer ministro israelí reconocía así, por primera vez, el impacto de las sanciones. Y ambicionaba convertir a Israel en “la nueva Esparta”1.

Sus declaraciones provocaron al día siguiente una caída en la Bolsa de Tel Aviv. El nerviosismo se apoderó de todos los sectores de Israel. La política impulsada por el gobierno de Netanyahu “lleva al Estado de Israel hacia un abismo económico y diplomático peligroso y sin precedentes”, declaró el Foro Empresarial de Israel.

Emmanuel Nahshon, exembajador de Israel en Bruselas y quien estuvo a cargo de las relaciones internacionales de las universidades israelíes, expresó el 10 de septiembre ante la Knéset su preocupación por la multiplicación de las suspensiones de las asociaciones universitarias y en investigación. Según Nahshon, son una “amenaza estratégica” para el Estado israelí.

Suspensión de las asociaciones universitarias

Lanzado en 2024 en Europa y en Estados Unidos tras varios meses de guerra en Gaza, el movimiento de boicot económico, comercial, deportivo y también del sector cultural y universitario israelí cobró vigor durante el año 2025, sobre todo luego de la ruptura por parte de Tel Aviv del acuerdo de alto el fuego, en marzo de 2025. Las imágenes de la guerra en Gaza que acreditaban la hambruna organizada por el ejército israelí y la destrucción sistemática del territorio, así como la cifra aterradora de civiles muertos suscitaron reacciones enérgicas en la sociedad civil, ante las cuales los Estados no pueden mantenerse insensibles.

En Estados Unidos y en toda Europa –España, Irlanda, Escocia, Países Bajos, Noruega, etc.–, instituciones de enseñanza superior suspendieron sus asociaciones con Israel: financiamientos, proyectos de investigación, intercambios de estudiantes, invitaciones a seminarios o coloquios…

Graphique en barres montrant l'augmentation des boycotts universitaires contre Israël en Europe.

Esas estructuras no suelen comunicar sus decisiones; en este sentido, la universidad belga de Gante se presenta como una excepción y hasta fue precursora. Su rector declaró el 17 de mayo de 2024 que la universidad suspendió tres colaboraciones con instituciones israelíes por incumplimiento de los derechos humanos.

En Francia, el movimiento se mantiene tímido. Para disgusto del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, la universidad de Sciences-Po Estrasburgo suspendió el 25 de junio sus colaboraciones con la Universidad Reichman de Tel Aviv a causa de su “involucramiento activo” en la guerra en Gaza y lamentó sus posiciones “profundamente belicistas”. Es el único caso que se conozca hasta el día de hoy.

Pero entre los científicos franceses circulan peticiones. Las autoridades israelíes están particularmente alarmadas por la de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). En septiembre de 2025, más de mil científicos de ese centro internacional, a la vanguardia de la investigación sobre las partículas, solicitaron que se revalúe la colaboración con Israel, uno de los 25 Estados miembros, y afecta a más de un centenar de científicos que realizan investigaciones en esa especialidad.

“Si salimos de esa área, el impacto será dramático y los daños científicos serán muy graves”, dijo Emmanuel Nahshon en la ya mencionada audiencia ante la Knéset. Tras dos años de guerra, Israel sufrió unos mil boicots académicos de instituciones estadounidenses y europeas. “Estamos en la peor situación”, se alarma el profesor Ariel Porat, presidente de la Universidad de Tel Aviv. “Esperamos que la situación mejore con el acuerdo de alto el fuego, pero la hostilidad hacia Israel permanece.”

La pregunta incomoda a las universidades asociadas: ¿en qué medida su colaboración con Israel deriva en una aplicación militar en la guerra en curso? En Israel, los sectores universitario y militar están enlazados. Según la antropóloga israelí Maya Wind : “Las universidades están implicadas en el desarrollo de las armas y las tecnologías utilizadas en Gaza”. Algunas incluso tienen complejos militares integrados, dice Wind.

En Israel, la inquietud es especialmente acuciante porque la Comisión Europea propuso suspender parcialmente a Israel de su programa de investigación científica “Horizonte Europa”. En ese dispositivo dedicado a las pequeñas empresas, algunas desarrollan tecnología de punta con uso doble, civil y militar, como la ciberseguridad, los drones o la inteligencia artificial. Así, Xtend, una start-up israelí, recibió 50.000 euros para un proyecto de investigación cuyo objetivo es “combinar drones con tecnologías de realidad aumentada” para un uso civil, la construcción o la seguridad pública. Pero sus drones terminaron utilizándose en la guerra en Gaza.

Los titubeos de la Unión Europea

En las instituciones supranacionales, el tono ha cambiado. En septiembre de 2025, una comisión de investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acusó a Israel de genocidio. El informe y la presión de las sociedades civiles precipitaron varias decisiones. Por violar el artículo 2 del Acuerdo de Asociación Unión Europea (UE)-Israel2, que trata sobre el respeto de los derechos humanos, la Comisión Europea adoptó el 19 de septiembre la propuesta de la presidente Ursula von der Leyen orientada a suspender varios de sus apartados, comerciales y de investigación.

En consecuencia, los exportadores israelíes pagarán los mismos derechos aduaneros que cualquier otro país. Sumado a un suplemento arancelario de 227 millones de euros por año, los productos israelíes serán así menos competitivos en el mercado europeo. La aplicación de esta medida debe ser validada por mayoría calificada, es decir, deberá recibir la aprobación de 15 Estados y de 65% de la población de la UE. Pero Alemania e Italia, reticentes, se toman su tiempo y dicen que primero quieren observar “si mejora el suministro de ayuda alimentaria a Gaza”.

Sin embargo, Alemania había cedido ante la creciente preocupación por la situación humanitaria en el enclave cuando, el 8 de agosto, decidió cambiar de tono y suspender algunas entregas de armas a Israel susceptibles de ser utilizadas en la guerra en Gaza. Aunque limitada, esa medida representó un giro político ya que el apoyo a Israel es razón de Estado en Alemania (Staatsräson): en 2023, las licencias de exportación de armas a Israel alcanzaron un pico de 326 millones de euros.

Las medidas se aceleraron en el resto de Europa. El 3 de septiembre, mientras los diputados escoceses votaron el reconocimiento del Estado de Palestina, el primer ministro, John Swinney, anunció que su gobierno suspendería el financiamiento de las empresas de defensa que vendían armas a Israel: “Reconocer que somos testigos de indicios de genocidio implica una responsabilidad de actuar”.

El 9 de septiembre, España anuló un contrato de adquisición de lanzamisiles de diseño israelí por un monto de 700 millones de euros. El 23, el Consejo de Ministros aprobó un decreto ley que prohibía definitivamente la compra y la venta de armas, de tecnología de doble uso y de equipamiento militar a Israel. El sobrevuelo de su espacio aéreo ahora está prohibido para los aviones que transportan armas para el Estado israelí.

La presión de las organizaciones de defensa de los derechos humanos aumenta en todas partes. El 25 de septiembre, Microsoft se vio obligado a bloquear el acceso a su programa “Azure”3 a una unidad del ejército israelí que lo utilizaba “para almacenar datos telefónicos interceptados a través de la vigilancia masiva de civiles en Gaza y en Cisjordania”. En Países Bajos, la presión llevó a que el 3 de octubre la Corte Suprema le ordenara al gobierno reconsiderar su política de exportación de armas a Israel. Las ventas de piezas de aviones de combate F35 fueron suspendidas por seis semanas.

¿Y luego del alto el fuego?

En el mundo de la cultura, los llamados al boicot se multiplican. Lanzado en septiembre de 2025, el movimiento No Music for Genocide reagrupa a más de cuatrocientos artistas de envergadura internacional, incluidos Massive Attack, Fontaines D.C., Kneecap y discográficas que ya no son accesibles en las plataformas de streaming desde Israel. Otro llamado al boicot apunta contra Spotify, ya no debido a sus condiciones de remuneración de los artistas –las más bajas del mercado– sino por las inversiones de su CEO Daniel Ek en la inteligencia militar y los drones de combate. El sereno ambiente de la música clásica no escapa a la movilización, ya que el solista Adam Laloum cuestionó la decisión de la Filarmonía de París de programar a la Orquesta Filarmónica de Israel.

Por el lado del cine, no solo se han desprogramado películas israelíes de festivales y salas de cine, en la mayoría de los casos sin anuncios oficiales, sino que esas películas tienen cada vez más dificultades para salir al mercado. “Se volvió muy complicado vender películas”, dice el director Shlomi Elkabetz, citado por Haaretz. “Todos prefieren mantenerse distantes del cine israelí… No se puede salir a buscar asociados en el exterior” . De manera general, las personas afectadas por el boicot no lo hacen público y esperan que la situación cambie después de la guerra.

Los editores y escritores se enfrentan a dificultades del mismo orden. “Este año –dice Julia Fermentto-Tzaisler, directora del Festival Internacional de Escritores de Jerusalén–, la mayoría de las invitaciones que envié para participar del festival directamente no recibieron respuesta.”

Esta forma de boicot silencioso es el caso más frecuente. En el sector económico, por ejemplo: sin hacer ningún anuncio, las cadenas de supermercados en Europa retiraron los productos israelíes de sus góndolas. El impacto se siente entre los agricultores. “Ahora lo que tememos son las sanciones de los Estados”, dice un productor frutícola de la región de Tiberíades en un reportaje en el canal de televisión Arte . Los economistas israelíes sienten el mismo nerviosismo.

¿Qué pasará con el movimiento de boicot? El acuerdo del 9 de octubre en Egipto sobre el cese de los combates en Gaza suscita mucha esperanza, a pesar de que tiene muchos aspectos opacos y de que el futuro es incierto. Los israelíes esperan que la presión empiece a ceder. La entrada de suministros alimenticios en el enclave palestino, si bien es muy limitada, probablemente le ofrezca a Alemania y a Italia un motivo para no votar la suspensión del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea e Israel. Por cierto, en el calendario de la Comisión Europea todavía no figura la votación de la validación de la suspensión.

La participación de Israel en el Festival de la Canción de Eurovisión, que se realizará entre el 12 y el 14 de mayo de 2026 en Viena, debería haberse decidido en septiembre, pero ahora tendrá lugar en diciembre, “a la luz de los recientes acontecimientos en Oriente Próximo”, dicen los organizadores. España, Irlanda, Eslovenia, Islandia y Países Bajos amenazan con boicotear el festival en caso de participación de Israel.

En cualquier caso, con intransigencia o condescendencia, el movimiento, por su magnitud, dejará marcas profundas. Y en Israel el nerviosismo parece haberse instalado por mucho tiempo.

1Esparta fue en el siglo VII a. C. la ciudad-estado más poderosa de la Grecia Antigua, a la cabeza de la Liga del Peloponeso. Su ejército era entonces el más potente del mundo. Su derrota frente a Tebas en el año 371 a. C. marcaría un cambio de hegemonía en la región…

2En vigor desde el año 2000, el Acuerdo de Asociación Unión Europea-Israel contiene varios aspectos: económico y de libre comercio, de cooperación científica, y una sección política, de respeto de los derechos humanos y del derecho internacional. El incumplimiento del apartado de los derechos humanos fue el que motivó la propuesta

3Plataforma de cloud computing (externalización de los recursos informáticos de una empresa hacia centros de datos distantes) destinada a particulares, empresas y gobiernos